Siempre nos ponemos tristes cuando vemos que un negocio cierra, pero también nos ponemos contentos cuando vuelve a abrir y si encima lo hace con un concepto renovado y de calidad, no podemos nada más que celebrarlo. Éste es el caso de Basarri, un local situado en la Calle Toledo y que cerró hace tiempo sus puertas para renacer convertido en un Gin Club con varias y diferentes estancias en las que disfrutar de una cocina sencilla aunque elaborada y donde el producto es el protagonista.
Como podéis ver en las fotos, cuando os decimos que los espacios de Basarri son diferentes, no os engañamos. El salón principal es más informal, con algunos apartados de mesas altas y otros donde comer su menú diario. Por otro lado, disponen de una cueva muy maja donde organizan eventos, al igual que una planta superior, decorada con mucho estilo y algo más formal donde se pueden organizar cócteles.
En el lado de la carta, como os decimos, tenemos opciones para todos los gustos, desde pescados hasta carnes o guisos, siempre con la seña de identidad de su chef, Eduardo Maine y cuidando mucho los detalles para que la experiencia sea excepcional.
Sí que es cierto que nos encontramos ante un restaurante que se sale de la media y por ello sus precios son algo elevados, pero los platos que se pueden probar aquí lo merecen y aunque nosotros nos marcamos un menú degustación, sí que vimos que las raciones habituales son bastantes generosas, por lo que el pago de las mismas va a estar absolutamente justificado.
De todas formas, tanto para una comida o cena especial, como para pasar por aquí a probar su menú diario, el cual es bastante asequible, Basarri destaca por ofrecer una experiencia especial para compartir con amigos o en pareja. En definitiva, se trata de uno de esos sitios que nos gusta para llevar a nuestra persona especial y que acabe rendida a nuestros pies.
Como os decimos, nosotros nos atrevimos con un menú degustación, en el que probamos un poquito de todo y culminamos con una burger de la que luego hablaremos en profundidad. De momento, comenzamos con un platito de aperitivos que no sólo entraba por los ojos, sino que hizo que todo empezase como nos gusta, bien arriba.
Aunque la foto sea muy artística, podemos ver un rollo de pollo relleno de queso y frutos secos, pasado por barbacoa en primer término, un ravioli de pasta Wanton relleno de queso de cabra y una sardina marinada en cítricos sobre guacamole casero y huevas. La verdad es que, al igual que nuestro amigo Félix, del blog Espacios Secretos, con el cual tuvimos el placer de compartir mesa, no sabríamos con cuál quedarnos, ya que estaban todos espectaculares. Aunque tenemos que admitir que nuestro espíritu carnívoro y quesero nos hace recordar el pollo con mucho amor.
Seguimos con un foie caramelizado y envuelto en manzana. Listo para untar en tostaditas y morir de placer.
Ahora pasamos al mar, concretamente probamos una muestra de pulpo a la brasa sobre calabacín y con toques de trufa. Sencillamente espectacular. Podríamos estar todo el día comiendo este manjar.
Y ahora pasamos a la carne, aunque antes de la hamburguesa, pudimos degustar el solomillo con parmentier trufada, del cual sólo os podemos decir que disfrutamos a cada bocado y que, sin que se entere nuestra niña bonita, fue lo mejor que pasó por nuestra mesa y por nuestras fauces.
Ahora sí, pasamos a lo nuestro, la hamburguesa. En Basarri sólo tienen una opción hamburguesera, pero que está a la altura. Se trata de carne de buey trufada, queso parmesano, cebolla caramelizada, foie y tomate seco. Todo esto entre dos panes de cerveza de los que ahora hablaremos.
Con la protagonista, la carne, tenemos sentimientos encontrados. Se trata de un gran producto, con mucho sabor y presencia, además de un buen picado y tamaño, casi 200 gramos, pero sí que es verdad que a la hora de cocinarla se les fue la mano y no nos llegó con ese punto que ya todos sabéis. Vamos, que estaba un poco pasada. Aún así, muy jugosa y contundente.
Del resto de ingredientes, destacamos el queso, muy bien fundido y aportando la presencia necesaria, sin restarle protagonismo al buey. Y aunque quizás la combinación de cebolla caramelizada con el tomate seco se nos antojó demasiado extrema, no nos desagradó en absoluto.
Por otro lado, los brotes verdes que se pueden ver debajo del conjunto nos aportaron un sabor amargo que nosotros habríamos eliminado para disfrutar más de la carne, pero bueno, sobre gustos, no hay nada escrito.
La nota de originalidad la aporta el pan, como hemos dicho, de cerveza y con semillas de amapola. Muy esponjoso y que se complementa muy bien con el resto de los ingredientes. Además, le aportaron desde la cocina el toque de calidad de venir ligeramente tostado, por lo que ya os podemos decir que en el apartado panero, un diez.
Obviamente, una burger de este porte no se podía quedar huérfana de sus correspondientes patatas fritas. En cantidad más que adecuada y presentadas en un cartucho, están realmente bien cocinadas y sabrosas, nada sosas. Demostrando que son el acompañamiento perfecto para nuestra querida y bien amada burger.
Y como esto no podía quedar así, nos lanzamos a probar el brownie de chocolate con un muy sorprendente helado de violeta. Si bien es verdad que es éste último el que se lleva nuestro aplauso, tanto por el sabor como por la cremosidad, dejando al prota del postre un poco en segundo plano y con el adjetivo de correcto.
En definitiva, la nueva apertura de este Basarri Gin Club nos ha llenado de alegría, ya que, a pesar de contar con una ubicación que no lo convierte en un lugar de paso, tanto el local como la carta brillan con la suficiente luz propia como para hacer merezca la pena ir a conocerlo. Como os hemos dicho al principio, aquí nos ofrecen una cocina elegante con un producto de primera y en unas estancias que invitan a quedarse hasta el fin de los días. Con unos precios elevados pero ajustados al tipo de cocina que se ofrece, se nos antoja perfecto para una celebración o una velada íntima en la que los miembros de la sala nos cuidarán y nos harán pasar un buen rato. Aunque también es cierto que tirando de medias raciones y un poco de todo, podemos comer bien por unos 30 €, lo que lo convierte en una gran elección.
Como os decimos, nosotros probamos un menú degustación, por lo que todo lo que os hemos contado hoy son raciones pequeñas para probar. Si vais a comer de carta, os aseguramos que las raciones son mucho más grandes y si queréis probar esta opción, os saldrá realmente rentable.
PRECIO DEL MENÚ RESEÑADO: 40 - 45 € (INCLUYE CAÑA DE CERVEZA Y COPA DE VINO)
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