Una de las teorías sobre el origen de la hamburguesa es su procedencia, siendo muchas las coincidencias con el nombre de su ciudad de origen: Hamburgo. Ya sea por la carne que llegaba desde allí hasta Nueva York o por el nombre del barco que transportaba esa materia prima, el caso es que el origen y la historia de nuestra amada burger tiene varios significados, como os pudimos contar en nuestro monográfico.
El caso es que siempre fue un sueño visitar la que es segunda ciudad más importante de Alemania, conocer su puerto, sus calles y, por supuesto, zamparnos una buena hamburguesa. Así que nos pusimos manos a la obra y encontramos un local muy, muy famoso en la ciudad: Dulf's y allí que nos presentamos.
Como suele ocurrir en el país germano, el aire industrial y brutalista inunda las calles y edificios, por lo que el garito no podía ser menos. Paredes minimalistas, mucha austeridad y una aire callejero en forma de pintadas nos dan la bienvenida a un espacio pequeño y bien aprovechado, en el que la cocina a la vista y su parrilla adquieren un protagonismo ideal.
Lo de la carta de Dulf's es una locura: miles de opciones de personalización hamburguesera. Desde el número de patties que queremos añadir, el panecillo, la salsa, los acompañamientos... La verdad es que cuesta un poco elegir sabiamente, pero nada que no se pueda resistir a cualquier hamburguesero de pro. En cuanto precios, no muy elevados, aunque tampoco baratos. Muy parecidos a los podríamos pagar en nuestro país por un producto similar.
¿Vamos al lío? Empezamos con una básica, la Cheeseburger (19.5 €), que, en esta ocasión, va con lechuga y tomate. La hicimos doble, por supuesto, resultando en dos discos de 150 gramos cada uno de una carnaza jugosa, aunque picada en exceso. La presentacion es su punto fuerte; en plato de pizarra, salpicada se salsa, con el acompañamiento oportuno y su salsita. Todo un delirio visual.
Más allá de lo bonita que es nuestra hamburguesa, encontramos un bocado jugoso y ligeramente ahumado, aunque estamos acostumbrados a otra textura en la carne, que aquí presenta un picada fino, lo que provoca un cocinado en exceso, que hace imposible conseguir el punto solicitado. Más allá de eso, el queso, bien fundido y el resto de los pocos ingredientes que lleva nuestra combinacion, se fusionan a la perfección, logrando que, en ningún momento, nuestra eleccion se vuelva tediosa de zampar. Ademas, el panecillo, brioche en esta ocasión, acompaña bien y se presenta tostado.
La siguiente en caer, tambien doble, fue la Champignon Burger (20.5 €) que, como os podéis imaginar, incluye como punto importante champiñones fritos y una crème fraîche de cebollas que hicieron la experiencia mucho más jugosa y lubricada. Aquí, el bocado se convierte en pura crema y la potencia de sabor se ve incrementada con creces respecto a la otra opción.
Y para darle un toque original, nos fuimos por la Crunchy Chicken Burger (19.5 €), que hizo honor a su nombre, con un filete de pechuga de pollo extremadamente crujiente y jugoso, que no necesitaba mucho más para dejarnos muy contentos. Esta vez, ademas, elegimos el panecillo de pretzel, muy tierno y rico, que creó un contraste con el pollo increíble. Además, la salsa de mostaza con eneldo, muy típica de Alemania, jugaba a favor, potenciando, todavía más, los sabores.
Como los acompañamientos se podían elegir, nos fuimos a por patatas y boniatos fritos, congelados, eso sí, pero ricos y sabrosos, presentados en una ración excesiva, que supuso un reto para poder acabarlos.
En definitiva, Dulf's Burger nos gustó, sobre todo por cumplir el sueño de zamparnos una hamburguesa en Hamburgo. Buen local, buen servicio y buena materia prima, aunque las tradiciones de cocinado difieran un poquito con las nuestras y esa cocción de la carne, ademas de su picado, no se acercan a lo que podemos encontrar en cualquier garito hamburguesero de nuestro país. Buena relacion calidad precio para una de las burgers más famosas de la ciudad.
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