El fin de semana nos libramos del despertador y muchas veces, por razones que desconocemos ;) se nos pasa la hora del desayuno y casi se nos junta con la de la comida, así que lo mejor es irse de brunch con las amistades y dejarse llevar. Pues así lo programamos hace poco y acabamos en El Ferry, uno de los míticos de Madrid, que no falta en ningún ranking que se precie.
Con los colmillos afilados, llegamos a este local que conserva el estilo de cafetería viejuna de la zona, con toques modernos y un rollito castizo americano que nos encanta. En la carta, diversos platos que conforman este menú tan especial, con un coste de 16 € y que promete dejarnos bien contentos.
Aunque una de nuestras elecciones estaba clara, aprovechamos que estábamos en una mesa grande para conocer gran parte de los platos, como el sandwich club, mítico, con todo lo que necesita esta especialidad. Suave y ligero, podemos acompañarlo con patatas home made, como ellos mismos las califican, para redondear la experiencia.
El bagel es un panecillo que nos encanta, aunque no siempre nos deja satisfechos. En esta ocasión es fresco y contundente, convirtiéndose en el mejor aliado de ese salmón con alcaparras que nos quitó la resaca de un plumazo.
Tampoco podrían faltar los huevos Benedict en ningún brunch y por supuesto, pasaron por nuestras manos. Esta vez, puede que fueran los más flojos de todo lo que probamos, ya que no estaban tan melosos ni pochados como otros que hemos conocido. Además, la salsa holandesa no tenía ese punch que buscamos.
Ahora sí, llega la Brunch Burger o lo que es lo mismo, carne con pan y algo de verduras, que se nos queda algo sosa de presencia, pero bueno, forma parte de una experiencia completa. Aunque echamos en falta algún detalle más, como bacon o queso, tenemos una carne correcta, algo floja de punto de condimentación, pero jugosa.
El cocinado de la carnaza es perfecto para nosotros, aunque alguna persona de la mesa la vio demasiado cruda. Una lástima que, para ser, prácticamente, el único ingrediente importante, no tenga más presencia. Y por si fuera poco, al corte, podemos observar un picado demasiado compacto, algo que se aprecia, también, en la textura al morderla.
El pan, en cambio, es fresco y se presenta bien tostado, aguantando la lechuga, el cebolla, el tomate y el pepinillo sin problema.
Pero lo mejor fue acompañarla con hashbrowns caseros, que tienen más cebolla que otra cosa, pero que quedan bien crujientes. Una pena que sólo se nos incluyan dos, porque están realmente buenos.
Y como no podía ser de otra forma, se incluye un punto dulce, a todo esto, como la French Toast con canela, sirope, etc., jugosa y muy rica. La devoramos de un bocado.
En definitiva, este menú de fin de semana de El Ferry, que también incluye bollería, mimosas y café, nos deja bien, pero no súper contentos y le pedimos un poquito más para salir con una sonrisa en la boca. Todo correcto en uno de los garitos bruncheros más famosos de Madrid.
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