FITZGERALD MADRID: BLUFF VALENCIANO EN LA CAPITAL



Hace algún tiempo, conocimos Fitgerald en Valencia, la tierra donde nació este, ahora, gigante hamburguesero, que llegó a expandirse rápidamente hasta colonizar casi toda la región, gracias a la venta de la marca a un importante grupo financiero que le dio alas para aterrizar en Madrid, donde abren un nuevo local, prácticamente, cada semana. Todo con un aire urbano canalla, con su estilo publicitario "sobrado", sus graffities en las paredes y sus neones, parece que han conquistado a un público, el madrileño, acostumbrado a un alto nivel en esto de comer carnaza emparedada.

Collage Local FitzgeraldY el secreto parece bien simple, según nos cuentan, la carne se pica a diario en sus restaurantes, los panecillos se hornean cada día, también y le dan un saborazo a sus hamburguesas único. Todo a precios razonables, con una carta en la que únicamente podremos encontrar burgers, wraps y acompañamientos (bueno y algún postre). Sencillo, directo y ojo, con unas propuestas de carne dry aged bastante apetecibles.

Pero aquí acaba el marketing y llega la realidad, más allá de influencers de moda, postureros variados, etc., la verdad es que nos encontramos con una bofetada de realidad de la que ya nos habían advertido algunos colegas. Empecemos por la primera, la Salvation o lo que es lo mismo, dos generosos patties, con queso fundido y bacon. Buscamos lo sencillo, porque si se domina eso, muy difícilmente se puede hacer ma lo demás

SAlvation Burger FitzgeraldVamos con la carne, la protagonista, que sólo aparece ante nuestros ojos, ya que resulta absolutamente insípida, al igual que el bacon que, además, peca de un exceso de salado. Vamos, que sabemos que estamos comiendo una hamburguesa porque la estamos masticando. Además, la carne presenta demasiada cantidad de jugos, que parece agua, lo que denota, sospechosamente, un congelado previo, que no se ha sabido tratar.

Detalle Corte Burger FitzgeraldCon el punto también encontramos un pequeño patinazo, ya que, en ambas opciones, pedimos la cocción poco hecha, obteniendo una carne cocinada más bien al punto, si no estaba un poco por encima, lo cual resta aún más sabor, resultando un bocado rígido y apelmazado, a pesar de darnos un picado adecuado. Como decimos, todo esto indica a un proceso de congelado y descongelado erróneo.

Por otro lado tenemos la Texas, con los mismos pecados que la anterior, sumando o más bien restando, que el pulled pork que se nos promete en el menú es apenas visible y tuvimos que rebuscar mucho en nuestro plato para encontrar una pista sobre él.

Texas Burger FitzgeraldEl panecillo, que otrora nos pareció esponjoso y fresco, ahora nos resulta chicloso y endeble, que acaba desmoronándose, deshecho ante tal cantidad de jugos, a pesar de llegarnos con un tostado perfecto. Y sí, de nuevo, sin ningún tipo de sabor ni personalidad.

Como los platos principales se sirven sin acomañamientos, nos decidimos por compartir una ración de patatas fritas, congeladas, de tipo dip, con una salsa que no se nos dio a elegir, como nos había ocurrido en el pasado y que, para el conjunto, no desentonan. Poca sal (bien para hipertensos) y salsa correcta, pero sin locuras.

En definitiva, esta visita madrileña a Fitzgerald nos ha dejado bastante fríos, ya que, aunque no fue lo más, nos gustó cuando lo probamos hace tiempo. Demasiados fallos en una hamburguesería que viene pisando fuerte y que quiere auparse hasta los primeros puestos de los tops del personal, más allá de los que colaboran con ellos por jugosos intercambios y que pierden toda credibilidad. Sin duda, seguiremos de cerca el crecimiento imparable de Fitz y veremos si son regulares o si la experiencia vivida va a ser lo habitual en nuestras calles.

PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA

1 HAMBURGUESA SALVATION: 9.9 €

1 HAMBURGUESA TEXAS: 9.4 €

2 CERVEZAS: 6 €

TOTAL: 25 €

Puntuación: 
3
Dirección: 
Av. de Brasil, 14
28020 Madrid Madrid
España

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