Vivimos en una época de marketing, en la que todo se vende de alguna forma, según los recursos que se tengan en el momento, ya sea con grandes campañas de publicidad o utilizando a los, cada vez peor llamados, influencers para que promocionen tu marca a través de sus Redes Sociales. Esto es algo que en el mundo hamburguesero ha visto y se ve con mucha fuerza, hasta convertirse en, prácticamente, la única forma que puede garantizar tu éxito (o eso se creen), debido al caso más sonado de Goiko y sus grandes campañas de colaboraciones.
Pues bien, todavía hay muchos sitios a tener muy en cuenta que siguen incorruptibles y que obran el milagro sólo con su producto y la confianza del boca a boca como única guía hacia el triunfo. Así es Gash Burger, un restaurante ubicado en el Centro Comercial Fuenlabrada 2, escondido y que, sin hacer ruido, se va posicionando, poco a poco, como un lugar de peregrinaje para cualquiera que se considere amante de las buenas hamburguesas. Creado por un hombre muy simpático, de La India, que decidió hacer carne emparedada cocinada en brasas al carbón, abrir en 2020, posiblemente el peor año para empezar con negocio y luchar para que su producto casero se acerque a la perfección.
¡Y vaya si se lo curra! Tiene la osadía de abrir en un centro de ocio venido a menos, en una capital del sur de Madrid donde la hamburguesa se abre paso, pero a la que le queda mucho recorrido y con una propuesta sencilla, de calidad y para paladares exquisitos. Todo con unos precios bastante asequibles y una carta que, aunque no es muy extensa ni variada, permite hacer unas cuantas elecciones la mar de interesantes.
Empezando por uno de los pocos entrantes, unos fingers de pollo o como se denominan aquí: Melbourne. Con una ración súper generosa de pollo increíblemente crujiente, cocinado en el momento y aunque sospechamos de su congelado, ya quisieran muchos tener esta calidad de producto. El rebozado es el punto fuerte, pero es que el pollo al que envuelve es jugoso y sabroso a más no poder. Buen comienzo que nos deja contentos y con ganas de probar el resto de propuestas para "ir haciendo hambre".
Y llegan las hamburguesas, que se adueñan de la carta, donde difícilmente podremos elegir otra cosa: ¡o burger o nada! Empezamos con una que forma parte de un menú que incluye la bebida, la Madrid. Básica, mostrando calidad y producto. Son 200 gramos de carne a la brasa, con el punto tan perfecto que ni quiera cometen la osadía de preguntárnoslo, un poquito de sal y su correspondiente lechuga picada, tomate y cebolla pochada (ojo, porque está brutal; sin duda, la sorpresa del plato). Y es que, cuando las cosas se hacen bien, no se necesita más para hacer soñar al comensal. Producto, producto y producto.
Sí, visualmente no tiene simetría que nos gustaría, pero da igual, todo eso se olvida al darle el primer bocado y sentir una carne picada a la perfección, gruesa, pero sin pasarse, con un punto ideal y un saborazo como pocos. Una hamburguesa simple, que nos deja sin palabras.
Por otro lado, tenemos la Bombay, que cambia respecto la anterior en el añadido de un chili con carne picantito muy rico queso Cheddar estupendamente fundido. Más sencillez, misma fórmula y sensaciones todavía mejores. El chili y el queso aportan cremosidad y aumentan el sabor, que juega un poquito en contra de la carnaza, que pierde algo de presencia, aunque el gusto a humo prevalece.
El pan también es una sorpresa, de tipo americano, mezclado con mantequilla, como si quiisiera ser brioche, muy amarillo, muy suave y para nada dulce. Presenta un tostado muy ligero, casi imperceptible, pero le da toque. Quizás el punto más negativo sean las patatas fritas, de tipo bastón y congeladas, aunque no están mal, se nota que hay un esfuerzo por agradar al comensal con productos de gran calidad, aunque en este caso no sean caseras.
En definitiva, este Gash Burger sorprende, mucho, para bien. Con una carta ligera y unas cuantas hamburguesas para comer y repetir (mención aparte la que tienen del mes, rotando) y unas carnes que brillan con luz propia hasta hacernos gritar de placer. Un local sin pretensiones, de perfil bajo, que parece no querer destacar, quizás, debido a su humildad, pero que, sin duda, llegaría muy alto si se estableciese en plazas más grandes. Uno de esos tesoros ocultos para sumar a nuestro mapa de lo desconocido que, esperemos, aguante mucho tiempo entre nosotros y nos siga alegrando.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 CERVEZA 0,0: 2.5 €
1 MELBOURNE: 7.7 €
1 MENÚ MADRID: 9.9 €
1 BOMBAY BURGER: 9.8 €
TOTAL: 29.9 €
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