Como recordaréis hace unas semanas, en nuestro último post sobre Hamburguesismo casero, nos pusimos el delantal para preparar una hamburguesa cuya carne venía directamente de la carnicería Isidoro.
Pero de aquella visita a la tienda nos trajimos otra variedad más, la cual aprovechamos para preparar en la cocina rústica de mis abuelos, eso sí, teniendo muy presente no romper la cadena del frío en nuestro viaje hacia allí.
Lo cierto es que el entorno, rodeado de olivos, nos invitaba a pensar en una hamburguesa muy mediterránea y es que además la preparación de la carne nos venía como anillo al dedo, ya que en esta ocasión estaba elaborada con queso parmesano.
Por lo tanto, buscamos en la despensa de los abuelos y encontramos unas aceitunas verdes y negras, un tomate de un rojo espectacular y un poco de panceta que había sobrado de las migas que había preparado mi abuelo por la mañana.
El pan había viajado con nosotros desde Madrid, una variedad de rústico condimentado con tomate y orégano, que cómo veis, ¡no podía ser mejor complemento! En realidad con todos los ingredientes preparamos una hamburguesa muy sencilla, pero repleta de sabor. ¿Queréis saber cómo la cocinamos? Muy atentos a lo que sigue, aunque antes os contamos los ingredientes.
Ingredientes para dos personas:
2 hamburguesas con queso parmesano Isidoro.
4 lonchas de panceta.
2 panes rústicos con tomate y orégano.
1 tomate.
Aceitunas negras y verdes.
1 chorrito de aceite, sal y pimienta al gusto.
Comenzamos la receta cortando en laminas las aceitunas y el tomate mientras calentamos la sartén al fuego, en este caso literal, porque en el pueblo no hay vitros que valgan. Al tiempo que el chorrito de aceite se iba calentando en la sartén, pusimos a tostar los panes por la mitad en un tostador.
Seguidamente freimos las hamburguesas junto con las lonchas de panceta, estas últimas ligeramente, cuya cocción final dejamos que se hiciese dispuestas encima de las burgers. Aproximadamente tuvimos las hamburguesas 3 minutos por cada lado, el punto ya sabéis que es al gusto y a nosotros nos gusta la carne poco hecha.
Una vez todo cocinado, montamos la burger. Sobre la base del pan, la hamburguesa, encima de ésta las lonchas de panceta y para coronar el tomate junto con las aceitunas que salpimentamos ligeramente.
Sencillo, rápido y como decíamos al principio con un sabor espectacular.
Y es que hay veces que no hay que complicarse mucho en la cocina, porque lo importante es estar atentos a lo que tenemos en la despensa, ver que los ingredientes casen de forma coherente y disfrutar de la sencillez.
El pan le aportaba todo el gusto del orégano y el tomate no hacía sino potenciar aún más el cortado en láminas. Las aceitunas le daban el toque amargo que respondieron muy bien con el juego que dio el punto dulce de la panceta y el salado del parmesano con el cual estaba elaborada la hamburguesa, el mismo que también aportó al conjunto un toque de jugosidad, que no tanto de sabor del queso italiano por excelencia.
Si recordáis aquella que probamos con cebolla caramelizada tenía otro corte, en esta ocasión la hamburguesa quedó más compacta, pero igualmente no había restos de ese sabor tan característico que tienen las preparaciones de carnicería. Así que otro punto más para Isidoro y una receta más para nuestro queridísimo Hamburguesismo casero.
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