Hay conceptos rompedores que tiran de vanguardia desde que entramos por la puerta y hay otros que saben conjugar a la perfección lo mejor de nuestros tiempos con el sabor de lo antiguo. Este es el caso de Hojaldrería, el nuevo concepto de Javier Bonet, conocido por abrir locales como Sala de despiece o Muta y que ahora se atreve con algo tan especial (y rico) como el hojaldre, en todas sus formas. Gran parte de culpa la tiene Estela Gutiérrez, que viene desde Cantabria a ofrecernos su saber hacer con esta fina masa. Y qué mejor escaparate que una pastelería, con todos los toques clásicos y ese color para enamorarnos Eso sí, las mesas ya no pueden estar más juntas y tanto para comer como para tomar un café, nos sentiremos como piojos en costura.
En la carta, como no podía ser menos, el hojaldre está por todos lados. Tenemos apartado de dulce y de salado, opciones de desayuno y de comida o cena. En este último, encontramos platos de toda la vida y algunos más originales, pero siempre manteniendo su personalidad. También ofrecen un menú degustación por 36 €. Además, cada plato principal se puede convertir en combo o menú, complementándolo con una ensalada o sopa y una bebida. Sinceramente, los precios suben más de lo que deberían y más teniendo en cuenta lo que vamos a ver a continuación.
Como somos amantes de la pizza, no pudimos resistirnos, imaginando esa masa hojaldrada que nos llegó y que es puro placer, de 10. Por desgracia, el resto de ingredientes no están a la altura, comenzando por la trufa, que huele pero no potencia nada y esos dados de jamón cocido que también están por estar. Únicamente la burrata se salva, con su cremosidad y esa salsa de tomate que funciona a la perfección. Luces y sombras para un plato pequeño en ración y grande en costo.
Desando que la hamburguesa nos provocase no menos que un viaje astral, llega esta reinterpretación del solomillo Wellington con un aspecto visual impecable y donde el hojaldre, de nuevo, se lleva los elogios de nuestra mesa. Desafortunadamente, la otra protagonista, la carne, deja algo que desear, resultando bastante compacta e incluso correosa, sobre todo si pensamos que ha pasado pro el horno durante un buen rato.
El otro elemento que provoca nuestro bajón es el foie micuit, que no sabe a foie, además de los champiñones y el queso, que no se encuentran ni a la vista ni al gusto, como tampoco sabemos de la existencia del eggchup ni la trufa. Eso sí, nos trajeron una salsera con demi-glace de carne que, aunque estaba rico, nos dejó con ganas de recibir ese puñetazo de sabor que demandábamos.
Para acompañar a la hamburguesa tenemos un "lingote" de patata hojaldrada, muy, muy crujiente y rica, sin exceso de grasa, aunque peca de falta de sal, a pesar de ir sazonada con escamas de sal. Recomendado remojarla con lo que os sobre de la salsa de carne.
Aunque la Hojaldrería no es para todo el mundo, sí que merece la pena de ser probada, a pesar de que sus precios no están a la altura de algunos productos. Los amantes del hojaldre tienen aquí un lugar donde quedarse a vivir y si encima contamos un local estupendo, donde posturear a placer, mejor que mejor. El servicio también destaca y seguro que hay platos sobresalientes, pero a nosotros nos dejó algo fríos una visita de la que esperábamos más, sobre todo por lo que exponen algunas web autodenomindas influyentes. Aun así, seguiremos de cerca esta nueva apertura y seguro que cae alguna palmera en el futuro.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 BOTELLA DE AGUA: 2.8 €
1 PIZZA: 14 €
1 HAMBURGUESA WELLINGTON: 16 €
TOTAL: 32.8 €
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