En este año que llevamos, no paramos de recibir recomendaciones hamburgueseras que hacen que nuestros puntos de interés se multipliquen sustancialmente. Por estos motivos, no hace mucho que le venimos siguiendo la pista a The Irish Temple, un clásico pub irlandés del barrio de Moratalaz que ha subido el nivel de su cocina, ofreciendo unas hamburguesacas que ya querrían muchos y no contentos con eso, ofrecen opciones de maridaje con cervezas variopintas en todos los platos de su carta. Vamos, que no podíamos escapar de la tentación y allí que nos presentamos, con mucha hambre y ganas de probar un menú muy variado, no muy barato, pero lleno de posibilidades.
En esta ocasión mezclamos un entrante con su peculiar menú diario combinado, que se organiza en grupos de comida y bebida y al que añaden postres. Para que os hagáis una idea, hay unas cuantas hamburguesas que están en un grupo A o B a las que podemos añadir una bebida en sendos grupos A, B o C, etc. Aunque os pueda parecer un follón, es muy práctico y aquí os dejamos el enlace a su carta para que podáis ver las posibilidades.
Dicho esto, nos marcamos unos nachos Tex-Mex con guacamole, chili con carne y queso. Clásicos, sin mucho que nos llame la atención, pero decentes, ideales para abrir boca y en una cantidad más que adecuada para ser compartidos.
Sorprendentemente rápido, llegaron nuestras amigas carnívoras, empezando con la Kentucky, una locura con cebolla frita rebozada, bacon, queso y un buen patty de carnaza de 250 gramos. Muy contundente y llena de sabor, aunque aquí la carnaza se queda un poco sosa y resta gusto una vez más, a la gran protagonista del conjunto.
En el otro lado de la mesa disfrutamos de la Alabama, con muuucho queso fundido líquido, cerdo deshilachado y virutas de bacon crujiente. La verdad es que nos encanta el juego de texturas y la contundencia de un plato que adolece de lo mismo que el anterior: el poco sabor de la carnaza. Además, el pulled pork que abarca todo el conjunto está muy bien cocinado, nada seco y muy sabroso.Y eso que está muy bien cocinada y el punto de cocinado, al menos en una de las dos, es el deseado, cosa que es de valorar, dado que el picado es demasiado fino y el calor circula con más dificultad por dentro del disco, lo cual nos hace sospechar de que, aunque la procedencia de la materia prima sea, posiblemente, una carnicería local, el conformado del patty sea más industrial de lo que nos gustaría.
En ambas opciones tenemos un panecillo tipo brioche con semillas de sésamo negras. Muy bien tostado y fresco, abraza a la perfección el conjunto, que se acompaña con unas patatas fritas, cortadas en bastones, caseras y crujientes, en la cantidad justa para que no sobren.
Y de postre, una grata sorpresa, la cherry waffle cake o lo que es lo mismo, una cheesecake de cereza, coronada con trocitos de gofre, que es para morirse. Original, deliciosa y que te deja con ganas de mucho más.
En definitiva, este templo irlandés de barrio cumple con creces y sube el nivel hamburguesero de la zona, sólo con un punto negativo sobre un cómputo general original, que cuida los detalles y que hace que cualquier visita se convierta en un placer carnívoro.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 NACHOS TEX-MEX: 9.95 €
1 MENÚ B-A: 13.95 €
1 MENÚ B-B: 14.5 €
TOTAL: 38.4 €
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