Sencilla y directa al paladar. Esa es la única clave de una smash burger . Pero eso no quita que se tengan que cuidar los detalles y sobre todo, la técnica de cocinado de la misma. Además, el concepto de toda hamburguesa que se precie, va rodeado de una experiencia y el local en el que nos la zampamos es la pieza clave, junto con el servicio. Pues nuestro último descubrimiento en Madrid, Kricky Pelton, tiene todo eso eso y mucho más.
Situado muy cerquita de Nuevos Ministerios y rodeado de unos cuantos puntos de interés hamburguesero, este joven local ya da muestras de que quieren posicionarse bien alto en esto de aplastar la carne contra la plancha. Lo que nos llama la atención es la calidez del espacio, elegante y con un rollito de cafetería norteamericana que nos encanta. Con una pequeña barra donde pedir y la cocina a la vista, aquí todo está a mano. Al mirar la carta, vemos unas cuantas opciones de entrantes, la cantidad justa de burgers y unos menús que combinan a la perfección, pudiendo elegir entre hacer nuestra hamburguesa sencilla, doble o triple, con el añadido de una bebida, patatas fritas ilimitadas y café hasta hartarnos. Este último detalle es el que demuestra que estamos ante un local que sabe captar la esencia de esos bares yankees que tanto nos gusta visitar.
Así que, sin nada con lo que empezar, fuimos directos a por nuestro menú doble (14.9 €), con el que nos pusimos finos a patatas fritas, congeladas, eso sí, aunque "adornadas" con el punto justo de sal y un poquito de orégano. Pero aquí la joya de la corona es la smash, que nos llega en una bandeja, en donde lo primero que vemos es ese pan que nos tiene enamorados. Sí amigos, el pan Martin's es, hoy por hoy, la única opción que contemplamos si queremos gozar como animales de una buena hamburguesa smasheada. Tostado en máquina, no demasiado y con esa esponjosidad única, que abraza sendos patties muy bien aplastados y con una costra decente, aunque no perfecta.
La carnaza se presenta muy jugosa y fusionada a las mil maravillas con bien de queso americano (todo lo americano que nos permiten las leyes de nuestro país). Remata el pepinillo y su poquito de ketchup y mostaza. Como decíamos al principio, la esencia de este tipo de hamburguesas es este, el tiro directo a nuestro corazón y aquí lo consiguen de sobra.
Si le buscamos un lado malo a este concepto es que se trata de burgers muy ligeras, con las que, posiblemente, no acabéis saciados sólo con una. Además, están tan ricas que os podréis zampar dos tranquilamente. Nosotros optamos por hacer repeticiones de patatas, que acompañan muy bien a las burgers y a una buena conversación.
En definitiva, Kricky Pelton nos ha enamorado por su concepto, su servicio y por supuesto, sus hamburguesas. Respeta muy bien los precios de este tipo de creaciones y mantienen una calidad digna, con un cuidado de los detalles exquisito. Sin duda, un lugar para quedar, comer y disfrutar pensando que hemos salir de nuestra ciudad y estamos en un garito escondido en pleno Austin.
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