Poco a poco, como quien no quiere la cosa, se empieza a escuchar el nombre de La Bistroteca como un lugar al que peregrinar en busca de una reinterpretación de la comida sencilla que podemos encontrar en Madrid, pero con un toque personal y de calidad. Y esto es, ni más ni menos, lo que encontramos en este local casi escondido entre las calles del Barrio de Salamanca, donde podemos disfrutar de un espacio muy, muy cuidado y acogedor, que hace gala de su nombre, pero que eleva la categoría de bistró a un nuevo nivel.
Siempre acompañados por un servicio impecable, ojeamos la carta con ilusión, observando cómo nuestras amadas hamburguesas ocupan un lugar especial, flanqueadas por platos de cocina internacional, todo muy variado y sobre todo, muy apetecible. En cuestión de precios, encontramos unas cifras algo elevadas (según qué especialidad), siendo, como es, un concepto que se acerca a lo exclusivo, pero que ofrece platos más informales, mezcla que hay que pagar. Aún así, las raciones son más que adecuadas para lo que pagamos. Por todo ello, quizás podamos ubicar a La Bistroteca como un lugar al que ir a celebrar o para impresionar en una cita sin que se nos dispare en exceso el presupuesto.
Como amantes del guacamole, nos lanzamos a por él sin remedio. Presentado en un mortero de piedra, muy mexicano, es elaborado en la propia mesa, juntando y machacando los ingredientes ante nuestros ojos y acompañado de pan (que no nachos ni totopos) de pita y unas oblas.
Con un sabor espectacular y una frescura increíbles, este entrante es ideal para dos o incluso tres personas, ya que, como os hemos dicho más arriba, las ración es realmente contundente. Tendréis la sensación de comer aguacate, pero sumando la frescura de la lima (limón para los mexicanos), cilantro cebollino y ¡oh, sorepresa! pimienta. Creednos, esta combinación hace que no queráis que se acabe nunca. Excelente forma de empezar.
Seguidamente vinieron las hamburguesas, concretamente la de bacon y la de rabo de toro, que estaba fuera de la carta. Con respecto a la primera, nuestros sentimientos fueron contradictorios, ya que estaba buena, pero en el caso de la carne (180 gramos), le faltaba ese toque de protagonismo que tanto nos gusta. Estaba muy bien picada y cocinada, a pesar de no habernos preguntado por el punto, pero el sabor se iba hacia un ahumado que no acabamos de encontrar.
Lo mismo ocurrió con el ingrediente que le da nombre al plato, el bacon, que prácticamente ejercía un papel testimonial. A pesar de ello, el conjunto hizo que el sabor mejorase, aunque de forma individual echamos de menos más alegría. Se trata de una hamburguesa decente, pero que necesita de un poco más de descaro por parte de la cocina para llegar a ser inigualable.
Por su lado, el tomate seco, la salsa y los pepinillos salvan los muebles, aunque siguen quedando a merced de ese humo que nos desconcertó y que, en nuestra opinión, no necesita esta burger.
El pan, en cambio, os gustó mucho, siendo el típico brioche con semillas de sésamo, ligeramente tostado y esponjoso que aguantó a la perfección nuestras embestidas. Quizás a la vista puede parecer más mazacote, pero al gusto fue un compañero ideal.
Y llegamos a la opción "exótica", la hamburguesa de rabo de toro, con una carne en forma de rulo cortado, que casi no se desmorona y con un sabor estupendo, aunque le falta un poco de apoyo para ser el objeto de nuestros sueños. Todo funciona a la perfección en esta hamburguesa, aunque la especie de salsa de tomate que impregna la parte inferior puede ser excluida.
Un plato a la altura, pero al que le sigue faltando un poquito más de punch para ser un referente en la ciudad, aunque con el producto con el que juegan aquí, seguro que no tardarán mucho en lograrlo.
El pan en este caso es de cerveza con semillas de amapola. A pesar de presentarse sin tostar, aguanta a la perfección, aunque aporta un toque amargo que hace deslucir un poco el guiso de la carne.
En el caso de las burgers, se puede elegir la guarnición, estando entre ensalada de col y patatas fritas. Obviamente, nos decantamos por ambas. En el caso de las patatas, totalmente caseras, esponjosas y deliciosas. Presentadas en la ración justa para acabar satisfechos y con buen sabor de boca. En el caso de la ensalada, muy ligera y fina, pasando de mayonesas y cosas que enmascaren el sabor de la col.
Y como la carta era tan sugerente, no pudimos escapar de la tentación del postre, siendo la mousse de maracuyá el elegido. También lo preparan en la propia mesa, con delicadeza y mimo, para dar paso a un sabor espectacular a fruta de la pasión y jugando con ese crispy de crumble, las pepitas y los frutos rojos. Aquí, como en el caso del entrante, dieron en el clavo.
En definitiva, La Bistroteca ha llegado para quedarse, ofreciendo un local elegante, con un servicio digno de restaurante laureado y que está llamado a convertirse en el nuevo sitio de moda. Eso sí, la juventud juega en su contra, con detalles en los platos principales o al menos en las hamburguesas, que todavía falta pulir, cosa que no dudamos que consigan muy pronto. Aunque los más hamburgueseros verán algunos precios un poquito más elevados de lo normal, aseguramos que merece la pena la experiencia y que, si obviamos esas cosillas que hemos comentado, saldrán tan encantados como nosotros.
PRECIO DESGLOSADO D ELA VISITA
3 CERVEZAS: 7.2 €
1 GUACAMOLE: 9.5 €
1 HAMBURGUESA DE BACON: 10.5 €
1 HAMBURGUESA DE RABO DE TORO: 13.5 €
1 MOUSSE DE MARACUYÁ: 5 €
TOTAL: 45.7 €
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