
Y es que, una vez más, aprovechamos uno de nuestros famosos #gastrolíos, siempre con la inigualable compañía de nuestros amigos y gastroliantes Ana Moya, Cooking and Disfruting y Claudia Rodríguez, para acercarnos a un restaurante que apenas lleva 9 meses abierto, pero que ha conseguido conquistar nuestros corazones y nuestros estómagos a partes iguales.
Lo primero que nos llama la atención es el local, compuesto por dos espacios bastante diferenciados. La zona del bar, que mantiene el aspecto clásico y antiguo de aquello de antaño que abundaban por el lugar. Y el restaurante, muy amplio, con una decoración minimalista.
Esta vez, el menú fue bastante original y nos animamos a probar un poco de los platos que nos recomendaron en el local, que para eso todo el equipo es tan simpático, un gustazo.
Para empezar, probamos unas gyozas fritas de pollo y verduritas, una buena forma de comenzar, sin duda, muy ricas y nada grasosas. Como dijimos, estaban para pedir 50 raciones, no os decimos más.
Para continuar con la degustación, pasamos a la burrata con rúcula. Ideal para mantener la línea, como ellos mismos dicen, un plato ligero, pero con mucho sabor.
Y seguimos para bingo con un plato tradicional, pero no exento de riesgo: rabo de toro. Espectacular su sabor y muy tierno, prácticamente se separa del hueso sólo con mirarlo. Sin duda, una de las especialidades de la casa. Acompañado por una gran sorpresa: las patatas fritas caseras, de las que hablaremos cuando pasemos a las burgers ;)
Obviamente, esto no podía acabar sin pedir unos impresionantes huevos del norte con patatas fritas y jamón. Otro de esos platos que, aunque los podemos encontrar en muchos sitios, marcan la diferencia por sus ingredientes. Buenas patatas y huevos caseros del norte de España, un must de Lu&Cía.
Y por si os lo estáis preguntando, sí, todavía nos quedaba espacio para las hamburguesas, las dos que se nos ofrecen en la carta: la de boletus y la de cebolla dulce. La carne de ambas burgers es de buey y tiene su peculiaridad, ya que viene aliñada de la carnicería con boletus o cebolla, respectivamente, algo que agradecemos sobremanera y que esperamos que otros locales más "especializados" comiencen a ofrecer como opción, ya que le otorga un sabor añadido bastante interesante.
El sabor de la carne es, como no podía ser menos, el principal aliciente de este plato, si bien es verdad que, al ir aliñada con mostaza, se nos llegó a distraer un poco el gusto, por lo que llegamos a la conclusión de que sería mucho mejor si se nos presentase aparte en el plato. Y quizás el punto de la carne quizás se pasó un poco, ya que la pedimos poco hecha.
Además de la mostaza, nos llamó poderosamente la atención (pero para bien) el queso, ligeramente fundido y muy sabroso, como nos gusta.
Con el panecillo ya nos costó más ponernos de acuerdo, ya que se trata del clásico americano que, estando bien de tamaño, se nos antoja poco original, más aún teniendo en cuenta la inmensa variedad a la que últimamente estamos acostumbrados. Pero más allá de esa polémica, lo que sí que echamos de menos es que estuviera un poco tostado.
Como hemos dicho, si hay algo que nos dejó gratamente sorprendidos fueron las patatas fritas, totalmente caseras, peladas a mano y muy fritas, con ese crunchy que tanto le gusta a nuestra amiga Ana. A pesar de que la ración que acompaña a las hamburguesas es más que suficiente, sí que nos quedamos con ganas de más, estaban realmente buenas.
Y le llega el turno a los postres, concretamente a la tarta de zanahoria y al brownie, caseros, cómo no. La verdad es que, a pesar de su sabor, se nos antojan demasiado pequeños incluso para una persona, sobre todo porque el precio ya justifica una ración un poco más grande (4,40 €).
Sin duda, lo mejor de la carrot cake es el glaseado que lleva encima, dulce, pero sin pasarse. Del resto de la tarta, sólo decir que es correcta y que, para los amantes de los postres, será el colofón perfecto.
En el caso del brownie, la experiencia es otra, buen chocolate y buen helado para un dulce de moda.
En conclusión, podríamos calificar Lu&Cía más como una casa de comidas que como un restaurante propiamente dicho, ofreciéndonos comida casera tradicional española, además de una gran variedad de platos internacionales. Con una buena relación calidad/precio y un ambiente tranquilo, incluye un menú diario por 12 € muy atractivo, quizás el mayor punto negativo que le encontramos sea su ubicación, ya que la Calle Sánchez Pacheco no parece estar lo suficientemente transitada para llenar un local de estas características. Aún así, aquí tenéis un local nuevo, diferente y de calidad y una gran opción para hacer una visita o incluso repetir, ya que la gran variedad de la carta hará que quieras probar todos los platos.
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