Seguios surfeando en un mar de smash burgers que parece no tener fin. Y si a esto le sumamos la cantidad de cocinas ciegas que han proliferado ya no sólo por toda la ciudad, sino por toda la Comunidad, esto se vuelve una tarea titánica. Pues bien, nuestro nuevo punto de interés hamburguesero, esta vez, ha sido Marlons, un lugar al que le teníamos muchas ganas desde hacía bastante tiempo y más viendo cómo su progresión es imparable.
Aprovechamos un cúmulo de circunstancias para visitar su primera ubicación: una nave de la que también salen las hamburguesas de Vicio, donde únicamente podemos pedir mediante la web, ya sea para recoger o para que nos lleven a casa nuestras elecciones. Así que nos pusimos a repasar la oferta de smash burgers que ofrecen y como fue una visita express, nos marcamos una sóla hamburguesa: la Esrek (10 €).
Lo primero que nos llama la atención es el packaging tan cuidado, con una imagen limpia y agradable, que esconde en su interior una bola de papel de aluiminio con una burger dentro. Siempre es bueno, más allá de la higiene, este tipo de envoltorio, ya que favorece que la humedad y el calor se mantengan, terminando de fundir el queso y consiguiendo que los aromas y sabores se mezclen a la perfección.
Al deshacer la bola de aluminio encontramos una hamburguesa equilibrada, con un panecillo de tipo brioche que no juega bien con el conjunto, ya que lo encontramos demasiado dulce para este concepto. Dentro, una carne bien aplastada y con buen picado. Además, la costra, provocada por el efecto Maillard, nos llama poderosamente la atención.
En boca tenemos una carnaza jugosa, aunque vencida por el sabor del bacon y la salsa. El clásico defecto de los patties que priorizan la imagen y la costra antes que el sabor. En general, se deja comer muy bien y si tenemos que sacarle algún punto negativo, es ese panecillo, que se ve por todos lados y que no complementa la mordida.
En definitiva y a pesar de haber probado una sola burger y muy rápido, sacamos una conclusión clara: son muchas las hamburguesas a las que podemos acceder actualmente en toda España, casi todas smash y con muy buena técnica, por lo que los pequeños detalles, como el pan, marcan la diferencia. Ahora mismo la competencia es brutal y si no se quiere ser una hamburguesa más, hay que currárselo en algo más que en la imagen.
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