Parece que los núcleos hamburgueseros se están multiplicando en Madrid y ya son varias las zonas en las que empieza a haber una saturación de locales donde degustar una buena burger en las calles de nuestra ciudad. Aunque salvando las distancias con otros lugares, en la Plaza Matute (muy cerca de la Plaza de Santa Ana), de un tamaño reducido, podemos encontrar varias alternativas para saciar nuestra hambre más carnívora. Ya os contamos las virtudes y defectos de Alta Burgersía aquí y hoy venimos a comentar lo que vivimos en un restaurante que, aunque no es especialista como el otro, sí que pretende alardear del calificativo "gourmet" en su oferta y obviamente, nuestro plato predilecto no puede faltar.
Así que nos encaminamos a Matute 12 con ganas de probar su hamburguesa, que ya en la carta suena bien, a pesar de sus 13 € de importe. Nada más llegar, vemos un espacio muy cuidado, con luces tenues y decoración bastante atractiva. Dividido en dos zonas, la primera ofrece sofás y sillas para tomar algo de forma distendida, flanqueados por una gran barra que nos lleva hasta un salón muy interesante donde comer ya más cómodos.
Con multitud de detalles, en Matute 12 podremos ver baldosas vintage y materiales modernos en perfecta armonía, la cual llega hasta a la carta, presentada en un bloque de madera con todas las opciones a elegir. Para más inri, la oferta de bebidas nos llega en un trapo que, según nos contaron, muchos confunden con servilletas. Todo muy original, como a nosotros nos gusta.
Como podréis ver, hay opciones para todos y de todos los estilos, aunque, obviamente, nuestros ojos se van directamente a por la hamburguesa, la cual, a pesar del precio, promete bastante. Eso sí, como no queremos hablar sólo de ella, nos animamos a pedir un atún de la Almadraba en tartar sobre dados de arroz, por aquello de comprobar el estilo de la cocina.
De presentación, este tartar es muy bonito, aunque el protagonismo se lo llevan, como podéis ver, lo dados de arroz, ligeramente fritos y crujientes. A la derecha podemos ver lo que es el atún, mezclado con algas y wasabi, el cual también lo acompaña en pequeñas gotas, algo que nos pareció excesivo, ya que es demasiado picante ya de por sí. Además, esta mezcla le quita mucho sabor a un producto que, al presentarse crudo, merece la pena degustarse solo y que cada uno elija si lo mezcla o no, por lo que nos dejó un poco decepcionados.
Además, la salsa de soja que viene para mojar los dados de arroz, quizás la única parte del plato que merece la pena, está excesivamente salada, por lo que preferimos disfrutar del crunchy del arroz y pasar de todo lo demás.
Y así llegó el momento de nuestra hamburguesa, con una presentación muy buena, flanqueda de nuestras amadas patatas fritas y unos aros de cebolla muy finos, que acabaron destacando sobre el conjunto del plato.
Pero vamos poco a poco, que hay muchas cosas en el plato y mucho de lo que hablar. La protagonista, la carne, está a la altura, con un tremendo sabor a vaca vieja (aunque nos dicen que es buey), nada sosa y con buena textura y picado. A pesar de estar cocinada en una plancha de gas, la mezcla con el bacon consigue hacernos olvidar ese detalle y en conjunto agrada bastante. El queso también aporta calidad, bien fundido y consistente, nos gustó mucho su sabor.
En cuanto al punto, a pesar de que nos preguntaron y que la pedimos, como siempre, poco hecha, nos vino algo pasada, quizás al punto, cosa que, aunque no le hace perder calidad, nos molesta, porque se pueden ahorrar la pregunta y traerla como sólo saben hacerla.
A pesar de ello, este detalle fue el menor, ya que el pan se lleva todos nuestros puntos negativos. Primero, no estaba nada tostado, seguido por una frescura más que cuestionable, que hizo que nada más agarrar nuestra burger, ya estuviese todo desparramado por el plato y fuera muy difícil de consumir como mandan los cánones de nuestro Decálogo Hamburguesero.
Otro punto negro son las patatas, con mucho dolor de nuestro corazón, ya que, a pesar de ser caseras, estaban muy sosas y ese pimentón con el que van recubiertas, sirve más como adorno que que como apoyo para disfrutarlas como se merecen. Una verdadera pena.
Pero si hay algo que salga al rescate de esta hamburguesa con pretensiones, esos son los aros de cebolla, muy finos, nada grasosos y que se convierten en una delicia a destacar entre tanto despropósito. Aún así, no nos engañemos, los 13 € que cuesta esta burger no se justifican por este acompañamiento.
Después de todo, como comprenderéis, no nos quedaban ganas de postre, más que nada porque los precios ya son lo suficientemente altos como para habernos "arriesgado" con dos platos, lo cual creemos que es más que suficiente. Y si encima le sumamos que el servicio parce acelerado, con un trato que se ve a la legua frío e impersonal, lo único que queríamos era salir de allí.
Así que, en definitiva, la experiencia de Matute 12, uno de esos sitios que muchos catalogan como perfecto para una primera cita, a nosotros nos resultó más bien decepcionante. Los precios no sirven de excusa para que lo único interesante sea la decoración del local y que luego los platos que salen de la cocina se quedan a mitad de camino de lo que podría ser algo inolvidable, incluida la hamburguesa, que tiene buena materia prima pero que comete errores básicos que no se pueden permitir, no sólo por la competencia tan cercana que tiene, sino también por el daño monetario que nos provoca. Así que, salvando un par de detalles, nuestra visita a Matute se convirtió en algo decepcionante, por lo que, si tenéis unos euros de sobra y queréis disfrutar de una velada adecuada, mejor invertid algo de tiempo en buscar y pasad de largo cuando salga su nombre.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 TERCIOS DE ALHAMBRA: 8 €
1 TARTAR DE ATÚN CON DADOS DE ARROZ: 17 €
1 HAMBURGUESA MATUTE: 13 €
TOTAL: 38 €
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