Esta es la crónica de una experiencia que no nos gustaría estar escribiendo. Y es que llevamos un tiempo siguiendo a Muerdo, un pequeño local de Chamberí, que destila buen rollo y orgullo por sus creaciones. De hecho, muchas de las referencias que nos han llegado, nos han hecho aumentar las expectativas por visitar la guarida, como así lo llama Esti, su dueña y cocinera.
Dicha guarida se traduce en un local lúgubre, más orientado en el delivery que en potenciar la experiencia de la gente que se anima a visitarlo. Con mesas altas y una decoración a medio camino entre lo kistch y lo desangelado. El aire de clandestinidad que se pretende dar, acaba diluido por la sensación general.
Le echamos un vistazo a la carta y la verdad es que llama bastante la atención y hace complicada la elección. En cuanto a precios, no muy elevados, aunque tampoco es barato, ya que la bandera de la calidad siempre está hondeando.
Empezamos con unos Muerditos (5.5 €), que no son más que bolas de queso con jalapeños con un rebozado crujiente. Congelados, pero ricos. Un comienzo curioso.
Nos animamos con el patty melt (13.9 €), una creación que siempre nos llama la atención, por lo que no desaprovechamos la oportunidad siempre que lo vemos. Con una presentación propia de una feria, lo cual nos gusta, ya es que es bastante original, todas las opciones se presentan cortadas y envueltas en papel. Todo parece que va bien, pero desde el primer bocado, nos llama la atención un fuerte sabor a quemado, lo que acabamos comprobando al inspeccionar el pan y darnos cuenta de que, en cocina, se les ha ido la mano con el tiempo en la plancha.
Otra cosa que nos impactó fue la escasez patente de queso; algo llamativo, ya que este tipo de combinaciones se caracterizan por su utilización sin mesura y con un fundido exagerado. Además, la carne es muy fina y casi imperceptible al gusto. Como resultado, tenemos un plato que podríamos hacer todos en casa, sin gracia y sin sus puntos claves característicos.
Al ser preguntados, explicamos las carencias que veíamos, a lo que Esti procedió con una invitación de otra burger (no hacía falta, íbamos a pedirla de todas formas). Así que nos decantamos por L'Incomparable (9.9 €), su versión del cuarto de libra con queso de McDonald's, que resultó igual de decepcionante que el anterior, con una carne muy fina y una ausencia de sabor tremenda, además de un pan excesivamente grueso y sin tostar, lo que resultó en un bocado tedioso, que sólo se alegró por la salsa, aunque quedó lejos de ese homenaje que pretende.
Pero lo que nos hizo venirnos abajo fueron las patatas fritas, congeladas, de estilo zigzag y con ketchup. Se etiquetan como de feria y aciertan en su concepto, aunque se nos queda algo abusivo, ya que no puedes enorgullecerte de servir carne de La Finca (aunque ya sabéis lo que opinamos de ella) y luego dar este tipo de guarniciones.
En definitiva y como decíamos al principio, nos cuesta mucho escribir estas palabras sobre Muerdo, ya que su personalidad y la de su dueña, nos encantan, pero el local y las hamburguesas se quedan muy lejos de lo esperado y nos dejan bastante desilusionados.
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