Según está el panorama hamburguesero en la capital, da gusto cuando se visita un local y consigue sorprendernos con sus propuestas. Esto es lo que nos pasó con Jack Percoca, un pequeño establecimiento situado al lado del Cuartel de Conde Duque y que nos envolvió con su aire italoamericano-neoyorkino desde que cruzamos su puerta. Con una decoración austera, encontramos detalles en forma de fotografías de lugares y personalidades emblemáticos de la Gran Manzana, además de transportarnos a la época en la que la familia Corleone regía las calles de esta emblemática ciudad.
En la carta encontramos platos tradicionales italianos, con nombres y descripciones dignos de ver y con unos precios más o menos en la línea. De hecho, nos quedamos con muchas ganas de probar algunos entrantes, más pizzas y todos, sí, todos sus postres.
Primeramente, nos animamos (si no, sería una herejía) a probar una de sus pizzas, concretamente, la que tiene el mejor nombre, "My exgirlfriend favorite", sin descripción, sólo que es como le gustaba a ella. No deja de ser una calzone en forma circular, o sea, con queso Ricota, salami dulce, orégano y pimienta, pero con un buen toque y una masa perfectamente cocinada, muy fina y a la que sólo podemos sacar un defecto, que no fuese 20 veces más grande.
Pero si la sorpresa con la pizza ya fue agradable, con la visión de la Spaghetti Burger ya nos volvimos locos. Se trata de una base de esta pasta, bien compacta, sobre la que descansa una cama de lechuga, tomate y pepinillos, sobre ella la carne de wagyu y unos trozos de queso. Le acompaña la salsa que comparte nombre con el local, picante, pero agradable. Como os decimos, al mirarla nos enamoramos, luego ya, al degustarla, le podemos sacar algunos puntos negativos.
Como os decimos, es una burger espectacular, pero en la que se esconde una carne demasiado picada, lo que provoca un apelmazamiento que complica su cocinado, resultando un tanto correosa y pasada en su punto de cocción, lo cual es una pena, tratándose de carne de calidad. Lo mismo pasa con los spaghetti, que, al pasarlos por la plancha con un molde, se quedan sin el dente, aunque no nos acabó de desagradar esa textura.
Las patatas, por su parte, deliciosas, cortadas en bastones, muy bien fritas y de gran sabor, que van a la perfección con la salsa que las acompaña y aunque se quedan un poco escasas, se dejan disfrutar a la perfección.
Esta vez nos quedamos sin anti pasti, por lo que el postre no lo pudimos perdonar. Aunque todo sonaba delicioso, nos tuvimos que decidir por uno, siendo la Margherita cheessecake la elegida. Dicho nombre es porque se trata de una versión de la pizza del mismo nombre, pero en dulce. Todo un hallazgo en forma de tarta de queso, con mermelada de tomate y salsa pesto para acompañar. Un conjunto muy esponjoso y en el que todos los sabores juegan por separado, sin mezclarse ni taparse en boca.
En definitiva, nuestros dos platos favoritos se vuelven a juntar en el blog para disfrutar, esta vez, más de la pizza que de la burger, a la que vimos un gran potencial, pero en la que hay que cuidar algunos detalles o darles una vuelta de tuerca. Con un local pequeño y un dueño la mar de simpático, amenazamos con volver y esta vez no parecerá un accidente. Muy recomendable para sentir el sabor de la Italia profunda hasta en el agua que pidáis.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 BOTELLAS DE AGUA: 6 €
1 EX GIRLFRIEND FAVORITE: 11 €
1 SPAGHETTI BURGER: 11 €
1 MARGHERITA CHEESSECAKE: 6 €
TOTAL: 34 €
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