Cuando echamos la vista atrás y recordamos algunas de las grandes hamburguesas que nos hemos zampado, siempre hay un punto en común: la experiencia. Y es que el noble arte hamburguesero va mucho más allá de pedir y pegarle bocados a nuestra carne, ver su calidad, el pan y demás. Sí, vale, eso es lo primordial, pero al final, lo que marca la diferencia es todo lo que rodea a ese momento. Y con el paso del tiempo, vemos cómo se ha estancado todo. Con algunas variaciones en la decoración, pero casi siempre lo que ofrecen los restaurantes es más de lo mismo. Pues bien, nos alegra compartir con vosotros la visita a un nuevo local, situado en Valencia, que ha cambiado todo, para darnos una bofetada y que recuperemos la ilusión. Se llama One Burger y más que un restaurante, podríamos decir que estamos ante una lavandería en la que se sirven burgers.
Sí, no nos hemos vuelto locos y vamos con las explicaciones. Lo rompedor de este concepto es que estamos ante un local lleno de parafernalia de lavandería estadounidense. Aquí encontramos detergentes, suavizantes, cestas para la colada, ropa... ¡y lavadoras! Un trampantojo en toda regla, pero llevado a otro nivel.
Al llegar, encontramos un panel en el que realizar nuestro pedido, con una única hamburguesa, patatas fritas, bebidas y un postre. Nada más. Especialidad al máximo. Con precios asequibles y todavía con el impacto de vivir un cuento nuevo. Así que le damos a los números, pagamos y nos sentamos a esperar a que se encienda una luz en una lavadora de la que saldrá nuestro pedido. os recomendamos visitar nuestro Instagram para ver un vídeo de todo el proceso.
Y aquí llega nuestra burger, preparada para concepto take away, envuelta en papel de aluminio poroso (algo por lo que apostamos siempre), nuestras patatas fritas y la bebida. Tras desenvolver nuestra "bola carnosa", encontramos un pan muy bien tostado, de tipo brioche, que abraza un patty doble con bacon, queso y mucha, mucha salsa.
Así, como nos gusta, pringosa, chorreante y un espectáculo a la vista, nos llevamos a la boca nuestra burger limpita para degustar una mezcla de sabores bastante bien conseguida. Sin estar ante una smash burger, los discos de carne son finitos, rollo California, nuestro concepto favorito y aunque tienen presencia, a veces nos da la sensación de estar ante una carnaza más industrial y apelmazada, resultando una mordida algo más incómoda de lo habitual.
Eso sí, el punto se respeta a la perfección y esas pequeñas sombras se diluyen por el buen cocinado de la misma. Todo, en su conjunto, brilla, sin protagonismos excesivos y con un equilibro asombroso, que sólo se ve empañado por pequeños detalles.
En cuanto a las patatas fritas, en muy buena cantidad, nos quedamos gratamente sorprendidos, ya que estamos ante unos bastones caseros, crujientes y muy ricos, tanto para degustar solos, como para ser remojados en alguna de las salsas que podemos elegir a la hora de hacer la comanda.
En definitiva, tal como es la visita a una lavandería, todo es rápido y eficaz, desde el espectáculo de decorado en el que nos encontramos hasta la única elección hamburguesera con la que contamos. ¿Para qué más? Si las cosas se hacen bien, como es el caso, no hace falta más para disfrutar y ser feliz entre dos panes.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 REFRESCO: 1.8 €
1 AGUA: 1.7 €
2 PATATAS FRITAS: 6 €
2 ONE BURGERS: 21 €
TOTAL: 30.5 €
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