¿Puede un bocadillo de albóndigas recordarnos a nuestra gran amada hamburguesa? Seguro que alguna vez te has hecho esta pregunta. Nosotros, a pesar de intuir cuáles son las virtudes de estos dos clásicos emparedados, queríamos averiguarlo de primera mano y para ello nada mejor que comprobarlo en un local que tiene en las bolitas de carne su principal reclamo. Bolero Meatballs, un pequeño restaurante abierto en una de las zonas más céntricas de Madrid, por las inmediaciones de Santo Domingo, teniendo como vecinos a clásicos locales de comida asturiana y gallega.
Un local, donde prevalece el fast food, por su reducido tamaño, donde si optamos por quedarnos, podemos comer sentados en un mesa alta o en alguna de sus dos barras. Gastronómicamente ideal para quienes dudan siempre a la hora de pedir. Y es que nos ofrecen cuatro variaciones en el tipo de albóndigas con sus respectivas guarniciones también a elegir.
Desde las míticas albóndigas de “La abuela”, de ternera guisadas con sus verduras, pasando por una opción oriental de cerdo, otra de pollo de recuerdo italiano, hasta las vegetarianas. Servidas en pan o en ración (también puede pedirse media) y acompañadas de patatas asadas al horno, arroz o ensalada.
Como somos amantes del bocadillo, quisimos probar las orientales y las de pollo, en su versión pequeña de tres albóndigas (el grande incluye cuatro) y lo acompañamos de patatas. Dudamos en haber pedido o no la opción más gocha, pero al comprobar el tamaño de las señoras bolas, terminamos quedando satisfechos.
Hablemos primero del oriental, con carne de cerdo, especiada con cilantro y jengibre y acompañada de una salsa de leche de coco y cacahuete a la cual nos hicimos más y más adictos con cada bocado.
El conjunto picante y sabroso, aunque por poner un pero, nos hubiese gustado el punto de la albóndiga más estofado, más mojadito del guiso en su interior. El pan de sal, muy bien tostado, que increíblemente y pese a ser blandito, aguantó todos nuestros mordiscos.
Después las de pollo, con un guiño en sus ingredientes al origen de este tipo de bocadillos, la bella Italia. Aderezadas con parmesano y salsa de champiñón. De sabor obvio a esos clásicos espaguetis con albóndigas. De textura mucho más dura que las anteriores de cerdo y también menos jugosas. Los peligros de cocinar con pollo, ya sabemos.
Ambas opciones vienen coronadas, entre el pan y la salsa, con un rico queso fundido, perfecto por esa elasticidad que tanto nos gusta cuando damos un bocado. Y en nuestro caso, como guarnición, elegimos patatas, asadas en gajos al horno y tan exquisitas en texturas y punto de sal, que nos habríamos comido muchas más raciones.
Ahora ya sí, con el estómago lleno y los sabores recientes en el paladar, nos volvemos a hacer la pregunta del principio. ¿Puede un bocadillo de bolas de carne recordarnos a las burgers? Desde ya decimos que no.
Y es que, aunque muchas preparaciones de la carne de hamburguesa vengan precedidas por poner una bola en la plancha o grill para después aplastarla con la paleta y darle su forma característica, es el aderezo en el picado (huevo y leche en el caso de las albóndigas) y la manera de cocinar ambos platos, lo que configura su sello único. Al final, la textura es completamente distinta.
Eso sí, aunque la experiencia nos ha hecho declararnos fans del bocadillo de albóndigas, nuestro corazón sucumbe y sucumbirá siempre a los placeres de la carne en forma de hamburguesa.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
2 BOCATAS MEDIANOS: 5.2 €
2 PATATAS GAJO: 2.5 €
1 CAÑA: 1.5 €
1 CAÑA DOBLE: 2.4 €
TOTAL: 19.3 €
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Albondigas de Ternera
Albóndigas
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