Cutre, destartalado, pequeño y descuidado. Así es el Burger Las Vegas, un garito hamburguesero perdido cerca de la parada de Metro Puerta del Ángel y cuyo objetivo máximo es el delivery. Tanto es así que, durante nuestra visita, el aparato que recoge los pedidos a domicilio no paraba de sonar mientras ocupamos la única mesa utilizable del local.
En su línea, la carta es pegajosa, con unas fotos que nada tienen que ver con lo que sale de cocina pero con unos precios muy atractivos; más si tenemos en cuenta que todas las burgers tienen la opción de convertirse en menú (añadido de patatas fritas y bebida). También encontramos algunos entrantes y postres. Vamos, lo típico de una hamburguesería al uso, pero con una imagen que a duras penas nos resulta atractiva.
Como íbamos con algo de hambre y nuestro instinto nos decía que nos podíamos fiar del sitio, a pesar de su aspecto, nos animamos con unos chicken fingers, que no dejan de ser congelados, pero, sorprendentemente, el resultado al primer bocado es el de un pollo jugoso y sabroso, nada que ver con algunos despropósitos que hemos probado por ahí, en sitios más "gourmet". Además, la ración es más que digna para compartir.
Casi a la vez que los fingers nos llegaron las hamburguesas, encabezadas por la Betty Boo, una recomendación muy repetida en varios sitios de reseñas. Con champiñones, queso crema, bacon y Cheddar, se nos quedó un poco sosa al probarla, aunque lo mejor es la carne, muy bien picada y casera y con el punto al qu ela pedimos, que en este caso, fue hecha, por lo que se nos quedó algo seca.
Pero lo mejor llego con la Súper hamburguesa, una oportunidad de ponernos gochos con un doble de carne, poco hecha, queso y bacon. Quizás habríamos puesto un Cheddar en vez de un "tranchete" para darle algo de rollito al conjunto, pero aquí la protagonista es la carnaza y se nota a cada bocado. Buen calibre para una burger que ya nos gustaría tener más cerca de casa.
Lo más curioso es la disposición de los ingredientes, ya que la lechuga va colocada encima de todo, junto con el tomate, lo que hace que el conjunto se vuelva resbaladizo, así que lo mejor es quitar las distracciones y pasar a la acción. Sí que es verdad que la carnaza se nos queda un poco sosa, pero se compensa con el exceso de sal que llevan las patatas fritas, súper congeladas, que aportan poco más que ua gran cantidad de ellas.
El pan es algo más curioso, ya que está bueno y no es el típico de bolsa, pero viene tostado de forma muy rara, en una de ellas más, en otra menos, sólo la tapa. Por lo que no sabemos si ese detalle es bueno o malo. Aún así, es bastante resistente y no resta protagonismo a la carne.
En definitiva, con el Burger Las Vegas hemos vuelto a comprobar que no se puede juzgar a un local por su "envoltorio" y que si pasamos esa primera barrera, nos podemos llevar una sorpresa como la que nos hemos llevado, probando una hamburguesa casera, con una carnaza muy digna y un servicio agradable. Uno de esos tesoros que a veces se esconden más de la cuenta, pero que ofrecen un cuidado tal, que hacen que nuestras exigencias en pequeños detalles como las patatas fritas, hagan que los podamos comparar con los lugares más top de la ciudad.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 FINGERS DE POLLO: 4 €
1 MENÚ BETTY BOO (PATATAS Y BEBIDA): 8.5 €
1 MENÚ SÚPER HAMBURGUESA (PATATAS Y BEBIDA): 12 €
TOTAL: 24.5 €
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