Para muchos, esto de la hamburguesa gourmet está tocando su techo y comienza a derrumbarse. También es verdad que los que nos venís siguiendo habitualmente podréis comprobar cómo siempre tenemos la oportunidad de visitar y hablar de sitios nuevos y parece que la tendencia no se acaba. Muestra de todas estas cosas es lo que está ocurriendo en la zona del Metro de Bilbao y alrededores, donde, si nos descuidamos, nos perdemos la apertura de un nuevo sitio cada semana.
A los ya conocidos por todos, Strawberry Fields, La H es muda, Goiko Grill (del que os hablaremos en breve), Burger Lovers, SteakBurger, Hamburguesa Nostra y De10, por decir algunos, se suma Burnout, un nuevo local hamburguesero que viene sin hacer mucho ruido, modesto, pero bastante interesante.
Como podéis ver, se trata de un local pequeño y acogedor, que esconde una planta inferior muy interesante, con una gran decoración y detalles nostálgicos que nos encantan. Y si, además, le sumamos el merchandising de Star Wars, como súper fans que somos de la saga, nos roba el corazón. Además, aunque no se vea en las fotos, cuenta con una pequeña terraza que hace ganar enteros a toda la experiencia.
En cuanto a la carta, hemos de decir que se queda más bien corta, pero en palabras de sus propios dueños, es mejor hacer pocas cosas y hacerlas bien que tener mucha variedad y bajar el nivel. Lo que nos lleva a encontrar tres variedades de burgers, con dos tamaños cada una, menos la de pollo (155 y 215 gramos) y una muy especial, sin panecillo, igualmente interesante.
La oferta gastronómica se completa con varios extras, postres y una lista de vinos y cerveza Brabante muy apetecible. Como os decimos, es una carta pequeña, pero muy coqueta y cuidada. Y si a esto le sumamos que los productos son de primera calidad, que la carne es picada en el local y que, por ejemplo, los pollos, son de corral, pues sólo podemos decir que le van a poner las cosas muy difíciles a sus competidores.
Como estábamos un poco ávidos de comida y no contábamos con el tiempo suficiente, sólo nos pudimos lanzar a por dos hamburguesas, sin entrantes ni postres, así que prometemos una re-visita para completar la experiencia y que vosotros lo veáis.
Comenzamos con una Hamburguesa Chimole de 215 gramos, ya que se nos antojaba pequeña la opción de 155. Se trata de una burger con pretensiones mexicanas, queriendo emular los sabores de esa tierra. Sobre la carne, no tenemos mucho que decir que no se nos dijera en su momento, gran calidad, fantástico picado y muy bien cocinada. Además, el juego que da con el guacamole casero es espectacular y en la mayonesa encontramos el trío de lujo. Por sacarle algún punto negro al conjunto, se nos prometió picante y no lo encontramos por ningún lado, sobre todo por la salsa picante tan efímera (aunque nos chivaron que si vais y la pedís ardiente, os la hacen sin problemas). Y el queso juega un papel más visual que otra cosa, lo cual también echamos de menos, como adictos a este lácteo.
Lo mejor, sobre todo cuando hablamos de un local que no tiene ni un mes de vida, es que el punto de la carne es el acertado, lo cual fue una muy grata sorpresa.
En cuanto al pan, también es digno de alabanza, ya que se trata de un brioche muy esponjoso y fresco, pero nada dulce, por lo que juega su papel a la perfección sin llevarse un ápice de protagonismo. Y encima viene bien tostado, algo que no sólo nos encanta, sino que demuestra que en Burnout saben muy bien lo se hacen.
Como segunda opción nos fuimos a por la Wild Crunchy Bird, una hamburguesa de pollo, por eso de intentar ser originales, ¡y menuda sorpresa! Un pollo de corral, como dijimos al principio, con un rebozado súper crujiente y nada aceitoso, con un sabor que complementa al del pollo fresco.
Pero si algo nos gustó especialmente fue la salsa, de la cual no nos pudieron hablar demasiado, por mucho que insistimos y que hace que soñemos cada día con ella. Definitivamente, si podéis resistir la tentación de la carne, pedid esta burger de pollo, porque no desmerece, para nada, a sus compañeras emparedadas.
Y llega el turno de los acompañamientos, que esta vez son diferentes, ya que todas las hamburguesas se pueden pedir con patatas fritas o con ensalada. Empezamos con las primeras, absolutamente caseras, de hecho, las pelan y cortan en la misma cocina, algo que, aunque sea muy laborioso, no sólo recomendamos encarecidamente, sino que agradecemos absolutamente. Quizás el toque que se le quiere dar con la sal Maldon nos dejase un poco fríos, ya que algunas piezas tenían un buen punto, pero otras se nos quedaban un poco sosas.
Por otro lado, tenemos la ensalada como acompañamiento más "sano", en la que destaca la vinagreta propia, que queda sencillamente espectacular. Si no queréis tener remordimientos, pedid esta opción, aunque nosotros siempre nos quedaremos con las patatas.
En conclusión, Burnout ha llegado, como os decíamos al principio, sin hacer apenas ruido, sin levantar polvo y consciente de sus limitaciones, pero si os decidís por conocerlo, seguro que os enamoraréis. Desde el local, hasta el servicio y pasando por nuestras queridas hamburguesas, aquí todo está bien cuidado y seguro que salís muy contentos de haber pasado por este restaurante. Quizás hay detalles por cuidar todavía y los precios aún se podrían ajustar más, pero seguro que con la trayectoria que les auguramos, pronto todo estará en su sitio y se alzarán con un gran puesto entre tanta competencia.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 CERVEZA BRABANTE LAGER: 2.95 €
1 CERVEZA BRABANTE ORO: 3.25 €
1 HAMBURGUESA CHIMOLE (215 GR.): 10.9 €
1 WILD CRUNCHY BIRD BURGER: 9.9 €
TOTAL: 27 €
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