CERVECERÍA MONTY'S: Qué pena esa carne tan pasada

Si por algo es conocido el barrio de Quintana, en lo que a gastronomía se refiere, es por los bares de toda la vida, donde el vermú y las patatas bravas son casi una religión. Pero poco a poco vamos viendo que las hamburguesas no son sólo algo exclusivo del centro de Madrid o de barrios familiares de la periferia. Ya os hemos hablado de algún que otro sitio a tener en cuenta, pero hoy os traemos uno con una ubicación estupenda, en la misma Calle Alcalá y que, después de cambiar su concepto original y remozar su carta en dirección hacia lo "gourmet", parece que va contando con el apoyo de los habitantes del barrio.

Hablamos de Monty's o lo que es lo mismo, una antigua cervecería/pub donde servían tapas de calidad cuestionable con cada consumición y que ahora se ha transformado en un espacio cuidado, decorado al estilo de moda, donde la madera y el minimalismo conviven en equilibrio, pero donde encontramos el mayor de sus defectos, las mesas se encuentran demasiado juntas y si hay mucha gente, puede llegar a agobiar un poco.

En la carta podemos encontrar prácticamente de todo, con nombres rimbombantes y presentaciones que nos quieren hacer olvidar lo que son realmente. En cuanto a precios, no está mal, dentro de la media, pero claro, tenemos que contar con que estamos en una zona humilde, por lo que nos pueden parecer algo elevados. Eso sí, las raciones son abundantes y el cuidado de la cocina parece compensarlo.

Así que, viendo las opciones de todo tipo, nos animamos por uno de los nombres más llamativos de la carta, el timbal de huevos rotos con jamón o lo que es lo mismo, una reinvención en su presentación de un plato típico de bar. Con la clara del huevo frito como base, encontramos las patatas envueltas perfectamente en jamón y coronado con dos yemas en su punto, que explotan al primer contacto. Un plato de toda la vida con una vuelta de tuerca a la vista y al gusto, pero que pierde enteros al comer un jamón demasiado salado y correoso, que hace desmerecer un conjunto estupendo, tanto por el aroma a trufa, como por el resto de ingredientes.

Y con este conjunto de sentimientos encontrados, llegaron nuestras hamburguesas, las dos únicas de la carta (de 300 gramos, pedidlas, aunque no salga en la carta), una con un rulo de queso de cabra y otra con el bacon como bandera. En el caso de la primera, el lácteo que le da nombre casi brilla por su ausencia y la cantidad de tomates Cherry que la secundan hace todo un reto hecho de agarrarla con las dos manos.

Aún así, en términos generales, se trata de un buen bocado, sobre todo por la incursión de una salsa sabrosa, que cohesiona todo el conjunto. Quizás el punto negro sea la carne, de mucho potencial y condimentada como un filete ruso de mamá, pero que a la hora de ser cocinada, se ha pasado por completo, resultando más seca de lo que nos gustaría. Una pena porque, como os decimos, apunta maneras muy seriamente.

La otra burger, más de estilo batallero, cuenta con todos los ingredientes para ser encontrada en cualquier barra de bar, pero cuidada con mimo. Con el mismo defecto imperdonable en lo que a carne se refiere, los ingredientes se conjugan muy bien y el bacon, protagonista indiscutible, es suave y sabroso, lo cual, jugando con esa salsa que parece secreto de la casa, hace que se pueda disfrutar de principio a fin. Nos seguimos preguntando qué habría pasado si la carne hubiese estado un poco menos sobre cocinada.

En cuanto al pan, de tipo mollete, fue una gran sorpresa, ya que es blando y fresco, pero aguanta a la perfección en todo momento sin desmoronarse. Si no fue de lo mejor de las burgers, poco le faltó, demostrando que es otro punto de potencial a tener en cuenta para ver hasta dónde pueden llegar en Monty's.

Por supuesto, las hamburguesas vienen acompañadas de patatas fritas, congeadas, eso sí, en una ración discreta, pero que hace ensombrecer el resultado general de la experiencia.

En definitiva, de Monty's salimos con sentimientos contradictorios. El local y la carta nos encantaron, pero un servicio descuidado, hasta tal punto de sentirnos ignorados y una carne demasiado pasada, nos hicieron bajar a la realidad. No sabemos si les hace falta más rodaje o que prefieren no cuidar esos detalles. Sea como sea, un local que se vanagloria de "gourmet" o como ellos dicen, de cocina mediterránea, primando el producto, debería mimar y tratar ese producto. El potencial está ahí, ahora será cuestión de canalizarlo como corresponde.

PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA

2 DOBLES DE CERVEZA: 6 €

1 HUEVOS ROTOS: 6.6 €

1 HAMBURGUESA DE CABRA (300 GR.): 9.5 €

1 HAMBURGUESA DE BACON (300 GR.): 9.5 €

TOTAL: 31.6 €