Parece que la tendencia hamburguesera en la ciudad está cambiando, recuperando esa idea de comida rápida, pero conservando la calidad que ha elevado a este plato al nivel de gourmet. Si hace poco os hablábamos de Burger Joint y sus hamburguesas sencillas pero deliciosas, hoy os queremos contar nuestra experiencia en Meat, un local al que nos ha costado visitar y del que salimos con sentimientos encontrados.
Situado muy cerca del Metro de Alonso Martínez, este espacio con claras evocaciones a carnicería industrial de Nueva York y con un espíritu hipster más que evidente, nos propone una experiencia informal, con mesas corridas altas y alguna que otra más "íntima", donde la luz es muy ténue y nos envuelve. Aquí sólo hay una opción fija, la cheeseburger, aunque tienen lo que ellos llaman la "secreta", que es muy interesante. Del resto de ofertas en lo que a sólidos se refiere, sólo encontraremos patatas fritas y aros de cebolla, confirmando la posición minimalista en el menú.
Como podéis ver, los precios no son muy elevados, pero si queréis comer bien, al final tendréis que pedir un poco de todo, por lo que la cuantía final vuestra mesa subirá hasta alcanzar la media de un restaurante más al uso.
Nosotros, en esta ocasión, lo quisimos probar todo, así que pedimos nuestra ración de patatas, de aros de cebolla, una cheeseburger y una secreta, cosa que, aunque pueda parecer bastante, ahora comprobaréis que se queda justa, sin llegar a ser ningún exceso.
La presentación también sigue una línea bastante informal y recibiremos nuestras viandas en una bandeja muy cuqui. Empezaremos hablando de los aros de cebolla morada, la cual aporta gran sabor y es deliciosa, pero que se ve ensombrecida por un rebozado que, aunque es muy crujiente y sorprende en un primer mordisco, se vuelve tedioso por culpa de su prominente sabor a harina. Una pena, porque es este detalle el que hace que no sea un entrante top dentro de su rango.
Aunque siempre hablamos de las patatas fritas al final, hoy hacemos una excepción y las contemplamos como un híbrido de entrante y guarnición. No os mentimos si os decimos que nos recuerdan más bien a las típicas que podemos encontrar en una cadena cualquiera de fast food, aunque muy sabrosas y muy bien fritas, superan en calidad en lo que a comparaciones se refiere (por la mínima) a las que podemos encontrar en los locales del payaso maligno.
Y llega el turno de las burgers, envueltas en papel y chorreantes de jugos, quizás en exceso, lo que hace que agarrarlas con las manos no sea la experiencia más satisfactoria del día. La cheeseburger es muy correcta, con una carne de gran sabor y bien condimentada, aunque con un único punto, así que no esperéis poder comerla poco hecha o pasada. El queso está bien fundido y los pepinillos, aunque escasos, ayudan a que cada bocado sea agradable. Quizás el único punto negro de esta hamburguesa, aparte del ya mencionado exceso de líquido, sea el tamaño, algo pequeña.
En el otro lado del "cuadrilátero" nos encontramos con esta burger secreta que lleva cebolla morada caremelizada y mayonesa picante como variaciones sobre la anterior. Estos datos os puden dar una idea de aumento en el nivel de engorro que supone comer esta versión. Aunque la carne sigue destacando por sí sola, la cebolla no aporta demasiado al degustarla y el picante, a pesar de estar ahí, se echa de menos muchas veces.
Aunque parezca mentira, el pan es excepcional y en ningún momento sufre ante tango jugo. Una elección ideal para emparedar estos ingredientes tan "resbaladizos" y que, aunque no se tuesta (o si se hace, no pudimos apreciarlo) es, junto a la carne, lo mejor las hamburguesas.
Con todo esto nos quedamos saciados, aunque un postre nunca viene mal. En esta visita no pedimos ninguno, pero en una previa que hicimos, pudimos probar la tarta de zanahoria y la de chocolate, con resultados bien distintos. La primera, bastante seca y carente de sabor y la segunda, todo lo contrario, nos encantó, por su jugosidad y la presencia del choco casi permanente.
En definitiva, aunque el local de Meat nos encantó, pierde en la batalla de puntos que puede mantener contra sus competidores de rango. Con una carne de quitarse el sombrero y un concepto del que nos enamoramos nada más cruzar su puerta, comer una burger aquí es algo incómodo y que nos puede llegar a dejar un poco fríos. Tenemos la esperanza de que se cambien algunas cosas, si es que pueden considerarse como errores, porque, como os decimos, vemos mucha calidad en esta propuesta, la cual puede convertirnos en fieles muy fácilmente.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 REFRESCO: 3.5 €
1 CAÑA DE CERVEZA: 2 €
1 PATATAS FRITAS: 2.5 €
1 AROS DE CEBOLLA: 2.5 €
1 CHEESEBURGER: 6.5 €
1 SECRET BURGER: 7.5 €
TOTAL: 24.5 €
Comentarios
He de reconocer que la carne
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