Las hamburguesas, como bien hemos aprendido en anteriores artículos, no cayeron del cielo a la mesa de un restaurante de la noche a la mañana. En su proceso hasta las burgers que actualmente podemos degustar de forma gourmet, conocemos que las primeras preparaciones fueron llevadas a cabo en ferias de Estados Unidos.
La burger siempre ha llevado consigo esa connotación take away, puesto que es la comida perfecta para poder saborear en la calle, con dos manos y sin ningún tipo de ritual frente a una mesa. En Estados Unidos, al igual que lo es comerse una salchicha en los puestos ambulantes de Alemania o Austria, es habitual encontrarnos con hamburguesas, algo que en ciudades como Madrid parece sólo posible si celebramos una feria dedicada exclusivamente a la comida callejera.
No es hasta ese revival por lo vintage que nos ha llevado a recuperar camionetas antiguas, cuando hemos tomado esa práctica de las ferias, no solo ganaderas de América del Norte, recordemos también que en España es común encontrar puestos de comida en las fiestas patronales, pero llevado con los food trucks hacia un culto por la comida gourmet preparada en fogones sobre cuatro ruedas.
Es curioso cómo ese carácter cíclico de los acontecimientos en la historia ha hecho posible que volvamos a comer hamburguesas en ferias, aunque el concepto del evento y la preparación de las mismas estén a años luz de sus orígenes. Y más curioso que, debido a esa impronta Gourmet, nos estemos encontrando propuestas, en principio más elaboradas que las típicas batalleras ofertadas en las casetas de feria.
¿Pero es cierto que encontramos propuestas de restaurante en este tipo de ferias? Nuestra última visita a Madreat nos ha hecho visitar algunas hamburguesas, algunas ya conocidas, como las de La Finca y algunas no tanto y que hemos conocido por primera vez. Salvando las distancias con sus hermanas "gourmet", en este tipo de evento nos encontramos con una oferta hamburguesera bastante limitada, provocada por los propios inconvenientes de cocinar en un camión. Aún así, la materia prima es la reina y eso es lo que esperamos encontrar en cada bocado que damos, motivado, también, por los precios, más elevados de lo normal, que encontramos.
Por desgracia, muchas de las opciones que podemos encontrar en estos camiones de comida (y que no sólo se reduce a las hamburguesas) es un poco decepcionante, haciendo que nos preguntemos si realmente merece la pena dar este paso o si basta con dar una vuelta y disfrutar del ambiente para, más tarde, comer como nos merecemos. Con esta sentencia no estamos sentando nuestra opinión, más bien queremos que vosotros, lectores hambrientos, nos contéis vuestras experiencias cuando asistís a estas ferias con sabor vintage.
¿Qué os parece? ¿Merece la pena gastar igual o más que en unr estaurante medio, aguantando colas y comiendo al aire libre y sentados donde encontráis? ¿Es este rgreso a los orígenes algo más que una moda para postureadores?
Comentarios
madreat-foodtruck
food trucks
Madreat decepcionante
Madreat
Añadir nuevo comentario