En estos tiempos en los que la smash burger se ha adueñado del panorama hamburguesero actual, provocando un retorno a lo clásico y sencillo, da gusto ver cómo apenas unos locos se atreven con los conceptos más gorumet que pusieron a nuestra amada carne emparedada en lo más alto de los rankings de cualquier foodie que se tratase.
Y es que, mucho antes de que esto de aplastar carne en una plancha se convirtiese en casi una religión, había cocineros que se estrujaban la cabeza para ofrecernos hamburguesas originales y equilibradas, con las que deslumbrarnos con la calidad de sus carnes y sus ingredientes excepcionales.
Pues bien, Dani es uno de esos románticos que se atreven a romper con establecido y volver a los inicios, esos en los que nos volvimos locos por las carnazas. Por algo ha sido nombrado como cuarto mejor cocinero de la Comunidad de Madrid y ahora nos presenta un concepto de cocina ciega que lo ha petado en el centro de la capital, pero que se ha tenido que mudar a un pequeño local de Majadahonda, donde comparte espacio con los fogones de un chef especializado en ramen, manteniendo una carta que es toda na declaración de intenciones.
Para los que nos gustan las sorpresas y el buen gusto en las combinaciones, The Atelier nos apunta directamente al corazón, con creaciones como la Muush. Una pasada que aúna a la perfección los boletus caramelizados con la mayo de trufa y el queso fundido, logrando que jueguen increíblemente bien entre ellos, potenciando un patty de lomo madurado de la sierra de Guadarrama muy bien picado y sabroso. Una locura para los sentidos, que lucharán para diferenciar una fusión de sabores casi única.
Quizás, la única pega que le encontramos a esta burger sea el punto de cocción de la carne, que, para nosotros, se queda demasiado hecha, aunque nos regala, en compensación, una capa hiper crujiente, de efecto Maillard, que le otorga un punch extra que nos dejó flipadísimos.
Por otro lado tenemos la Atelier, la hamburguesa de la casa, con queso de cabra flameado, mermelada de panceta y cebolla, tomate asado y la misma carne brutal. Aquí puede que tengamos una combinación más habitual, aunque los toques diferenciadores se notan incluso antes de hincarle el diente. Son esos pequeños detalles de cuidado y experiementado chef lo que nos devuelve la fe en unas creaciones que se ahuparon a lo más alto, haciendo que lo de fast food se quedase en el olvido, en favor de un apelativo más apropiado: gourmet.
Para abrazar todo este festival tenemos un pan brioche de patata de Juanito Bakery, pero no el habitual, enorme, apadrinado por un influencer de cuyo nombre no queremos acordarnos, sino uno con forma de magdalena, parecido al de Hundred, que aporta una simetría especial al conjunto, además de encontrarse tierno y resultarnos súper saboroso, pero sin restar protagonismo a la mordida.
Acompañando todo esto, no podían faltar unas patatas fritas, de corte de bastón y aunque congeladas, no son las típicas y ofrecen un poquito más de calidad. Además, se presentan muy bien sazonadas y un poquito spicy. Ricas ricas.
En definitiva, The Atelier ofrece todo aquello que nos llevó a escribir de hamburguesas: rollito clandestino y canalla, buena carne, combinaciones de ingredientes súper valientes y cuidado por los detalles. Todo con buena actitud por parte de su creador, humilde y cercano. Sólo nos faltó poder elegir el punto de la carnaza para disfrutarla todavía más, pero oye, que gozamos como hacía mucho que no lo hacíamos. ¡Volveremos!
Comentarios
No sé la comida, pero el resto...
A ver si se ponen las pilas.
Hola Javier.
Efectivamente, se tienen que poner la spilas con este tema de su logística como marca. Aunque nosotros tuvimos suerte, sí que detectamos ciertas deficiencias a la hora de organizar una comida en Atelier. Es clandestino, porque parece que no es vas a conseguir zamparte una de sus burgers (en tu caso se cumplió al 100%). Toda una lástima, porque su chef sabe hacer las cosas muy bien. Veremos cómo evoluciona el sistema.
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