Un local estupendo, absolutamente reciclado de uno de los Ribs que más nos han gustado en cuanto a imagen y más nos ha decepcionado, en lo que a comida se refiere. Poco o nada ha cambiado en esta ubicación, a excepción de las placas donde leemos The Farm, elegido por su nueva gerencia. Una terraza enorme, un salón no menos pequeño y espacios laterales nos reciben en este garitazo clásico de la Calle Arturo Soria.
En la carta tampoco encontramos muchos cambios, más allá de lo estético y alguna cosilla como el Pad Thai (¿en una parrilla americana?). Eso sí, también se conservan los precios, que siempre nos parecieron bastante elevados para lo que se podía consumir. Proponen un menú, bastante variado para tratarse de un local especializado, por 12.5 €, que fue a por lo que nos tiramos, ya que nos permite probar más cosas.
Comenzamos nuestra desastrosa aventura con una parrillada de verduras pasadas, como congeladas en exceso, que tienen más agua que sabor y que ni combinándolas con la salsa (floja) de alioli que las acompaña, se salvan.
También pudimos asustarnos con unos nachos en buena ración, pero con un chili con carne de sabor sospechoso y un queso líquido que apenas aporta algo a nuestras vidas. Los totopos, de bolsa, al menos son crujientes.
Y llegó la carnaza, concretamente las costillas que, se supone, siguen siendo la especialidad de la casa, pero que resultan una combinación crunchy de congelado y pasado, como esas alitas que a veces podemos encontrar y que están más secas que la mojama. De nuevo, la aportación a nuestras vidas se queda en algo anecdótico.
Nos reservamos "lo mejor" para el final. La cheeseburger que incluye el menú es una hamburguesa de patty fino, seco y absolutamente carente de sabor, sobre el que reposa una loncha de queso americano frío, sin fundir y con una textura granulosa que hizo saltar todas nuestras alarmas. Eso sí, el bacon, con toque ahumado, se salva de la vergüenza que supone este plato y que nos hace preguntarnos si, por el mero hecho de comer un menú, es lícito bajar tanto las calidades.
La carne, como os decimos, debería ser la protagonista, sobre todo siendo maniulada en una cocina que da gloria verla, que podría aumentar la locura que sería ese primer bocado. Pero, en cambio, tenemos un disco seco, soso, sin jugosidad y lo peor, sin nada de ese ahumado que le debería dar la parrilla que vemos cuando entramos al local. Todo lo malo va en aumento al ver el pan, de tipo americano, seco, que se desmorona a la primera de cambio, sin gracia y sin tostar.
De las patatas fritas mejor no hacer comentario. Congeladas, pastosas y sosas. El resumen perfecto de lo que nos encontramos en todos los platos que pasaron por nuestra mesa.
Como nuestro menú incluía postre, nos decantamos por las dos únicas cosas que salvaron un poco la experiencia. Un mini vaso de barquillo con una pequeña porción de tarta de queso rica, con sabor y esponjosa, aunque eso no nos garantiza su procedencia industrial. Además, la acompañamos con un yogur griego con mermelada de frutos del bosque, demasiado ácidos, pero decente, en comparación con el resto de lo probado.
En definitiva, si este antiguo Ribs fue un desastre en sus últimos días de vida, el cambio no ha supuesto nada bueno y se siguen conservando todos los puntos negros que nos hicieron salir corriendo en su día. Una lástima que un local espectacular y un servicio la mar de agradable se vean relegados por una comida, menú en este caso, deleznable, que reaviva el debate de los precios y de si todo vale si se paga menos de lo que se supone que debería costar. En nuestro caso, este menú hamburguesero acaba saliendo muy caro.
PRECIO DEL MENÚ HAMBURGUESERO: 12.5 €
Comentarios
Estrellas
¡Tampoco hay que pasarse!
Hola Raúl,
Lo d elas estrellas es muy relativo, por eso nos sentimos más cómodos explicando todo con el mayor lujo de detalles posible. Nos gusta leer y escribir y aunque intentamos que las estrellas sean un resumen, nunca se van a acercar a lo que expresamos en el post. Tampoco hemos puesto nunca 5 estrellas y mira que podríamos perfectamente. Los límites absolutos no nos gusan, pero entendemos que tienen que estar.
Y hombre, no nos quieres mucho con eso de el envenenamiento. Ahí seguro que no poníamos estrellas, pero tampoco llegaríamos a escribir nada ;)
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