El hype en esto de las smash burgers es bastante alto en nuestros días y nuestras redes se inundan de fotos con hamburguesas cocinadas con esta técnica o al menos con intentos más o menos salvados. Y es que, aunque este concepto de carne emparedada súper fina y con una costra crujiente es el más informal y callejero posible, con el que podemos volver al origen humilde de la hamburguesa, muchos se empeñan en gourmetizarla, dándole un aire que no sólo no la beneficia, sino que la desvirtúa por completo.
Con esta premisa, nos presentamos en Requena, un pueblo de la Comunidad valenciana, famoso por sus vinos, sus embutidos y sus tostaderos de café, en el que un antiguo bar de almuerzos y bocadillos, se ha liado a aplastar carnazas contra su plancha. Su nombre: HollyFood y su objetivo: deleitar al personal con las creaciones más de moda. El resultado ya puede variar más de lo que nos gustaría.
Pero vamos por el principio. Llegamos a un local abarrotado de gente, en su mayoría joven, comiendo a dos carrillos las hamburguesas que ofrece una carta pequeña, justa y atractiva, que apenas propone media docena de burgers y otros tantos entrantes y postres. Todo con precios más o menos justos, pero claro, hay que recordar dónde estamos, por lo que se nos antoja un poco elevado todo. Destacan dos creaciones sencillas: La estrella, nombrada así en homenaje a su antiguo negocio y la Oklahoma, para dar paso a opciones más complicadas, con combinaciones absurdas, a nuestro parecer y que no acabamos de ver claro si lo que se quiere dar es calidad y burgers smasheadas.
Así que allá nos lanzamos, empezando con La Estrella, que brilla con dos discos de carne, queso Cheddar ¿rojo? y blanco, pepinillos, mapple bacon y salsa de la casa. ¿Se os hace la boca agua ya? Pues no os precipitéis, porque encontramos una carnaza cocida, que no se acerca, ni de lejos, a ser una smash. Seca, sin sabor y con una costra que ni está ni se la espera. Con una salsa que aporta un poquito de sabor, unos quesos que dan cremosidad y poco más; y un bacon que sí, da gracia, pero poquita.
Aquí la protagonista es la cebolla, pochada, dulce, muy dulce, que se come al resto de ingredientes. Pero, la carne, ¿dónde está la carne? Pues en la foto y poco más. Suministrada por el polémico Paco Rosa, nos prometen que es dry aged, cosa que no le pega a una carne que tiene que sea empotrada y caramelizada en la plancha, perdiendo los matices de una maduración en seco que potencia los sabores. ¿Vosotros os comeríais un chuletón pasado hasta el infinito? Pues eso. Una lástima de producto, del que no dudamos, pero sí que nos provoca mucho escepticismo.
Por otro lado tenemos la Oklahoma, una burger cuyo origen se remonta a los momentos de escasez de producto en Estados Unidos y que, para remediarlo, se añadía cebolla a la mezcla de carnes con el objetivo de aumentar la cantidad a ingerir, consiguiendo, además, una jugosidad extra. Nada más, así de simple. Pues bien, aquí se sirve, además, con una salsa Big Mac que nos promete llevarnos de vuelta a nuestra infancia, pero que se queda en una carencia de sabor espectacular. No pasó el examen de nuestro compañero de mesa, antiguo trabajador en una franquicia de la gran M y que no puso muy buena cara cuando la probó. Es curioso cómo los sabores se anulan y acabamos deduciendo que estamos comiendo algo porque nuestras mandíbulas se mueven.
Mucha lubricación y poca gracia para una hamburguesa sencilla, a la par que simple y que debería darnos jugosidad y sabor a raudales, pero que se queda en un conjunto deslabazado, abrazado por un pan que quiere ser potato roll y que se queda en un brioche dulzón, de los amigos de Juanito Bakery y que, al igual que las dos burgers que probamos, promete algo que no es capaz de darnos. Sólo las patatas fritas, cortadas en gajos y caseras, se salvan de este trampantojo hamburguesero que vivimos en la Comunitat.
RESUMEN PERFECTO
En definitiva, parece que HollyFood se ha querido separar de su concepto de bar de almuerzos para subirse al tren de la moda de la smash burgers y falla en lo básico: la ejecución. Creemos que no hace falta prometer algo que no se va a dar y que dominar los básicos es fundamental, antes de ofrecer combinaciones arriesgadas como las que dan, con salsas de piña colada, rebozados de Risketos, etc. Si la hamburguesa aplastada está aquí, es para respetarla y volver a los orígenes, todo lo demás es parafernalia que, como es el caso, no siempre sale bien.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 BOTELLA GRANDE DE AGUA: 2€
1 REFRESCO: 1.6 €
1 HAMBURGUESA ESTRELLA: 9.5 €
1 HAMBURGUESA OKLAHOMA: 11.5 €
TOTAL: 24.6 €
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