Alguna que otra vez nos hemos encontrado con una experiencia hamburguesera que ha dejado mucho que desear; en otras, simplemente la carne nos pareció que debería estar prohibida. Sí amiguitos carnívoros, hoy toca hablar de una de esas visitas que nos gustaría borrar de nuestra cabeza. Y es que, si llevan poco tiempo abiertos, los chicos de El Garaje Grill nos prometen calidad, cocinada a fuego lento, pero lo que encontramos son productos baratos, malos y que, encima, nos son cobrados a precios desorbitados. Pero vayamos por el principio...
Ya teníamos ganas de visitar este nuevo establecimiento, situado en un enclave privilegiado y con un trabajo detrás espectacular. La decoración es ideal, recordando esos garajes industriales norteamericanos, decadentes, pero agradables, donde lo único que nos tira para atrás es el poco espacio que hay entre mesa y mesa, que casi nos hace imposible pasar para sentarnos.
En la carta, que es el mantel donde comemos, podemos encontrar una gran variedad de platos carnívoros, pasados por la parrilla, aunque hay alguna que otra versión veggie y para niños, lo cual es de agradecer. Lo peor viene con los precios, que se suben un poco, a pesar de la zona donde nos encontramos. También cuentan con un menú del día que, sorprendentemente, solamente incluye hamburguesa uno de los días, como muchísimo.
Para romper el hielo, nos animamos con las alitas, que se ofrecen fuera d ela sección de entrantes, ya que tienen identidad propia, pudiendo ser elegidas en lotes según su número de piezas y la salsa que las baña (dulce, brava o picante a tope). Y así las pedimos, con un picante medio, que en el paladar casi no existía y en ración de ocho unidades, ideal para compartir.
Muy bien cocinadas, aunque encontramos alguna un poco pasada en cuanto a su conservación en la cámara. Encontramos unas piezas más bien pequeñas, aunque sabrosas, a pesar de la falta de picante. Se presentan, como podéis ver, en una cazuelita, recubiertas de cebolla frita crujiente, que aporta más bien poco y con una salsa ranchera con un par de puerros. Un entrante que no nos hace exclamar de placer y más bien nos acompaña hasta la llegada de nuestras hamburguesas.
La primera en llegar fue la Garaje Buger, que se acaba pareciendo a cualquier elección que podamos hacer en un local de fast food. Presentada en una bandeja de plástico, con un queso muy bien fundido sólo en el primer patty y un aspecto visual aceptable, aunque no adecuado para los 12 € que cuesta.
El problema viene al morder esa carne, finita, demasiado y una de las más compactas que hemos probado nunca. Se queda en un conglomerado duro y correoso, que hace casi imposible que la podamos terminar. Tal es la desidia con la que avanzamos en su ingesta, que no nos damos cuenta de que el queso no está mal, a pesar de venir en poca cantidad y que el pan está bien, aunque le podríamos pedir más. Bien tostado, más por fuera que por dentro y con un sello personalizado. Pero es que esa carne es de delito.
Con el susto en el cuerpo, nos lanzamos a por el sandwich de costilals deshuesadas, presentado a modo de hamburgeusa, pero con esta carne de cerdo bien asada, aunque un poco seca y pasada en su nivel de cocción. Aquí la salsa barbacoa hace las veces de acompañamiento general, lo que hace que podamos terminarnos el platillo sin hartarnos, ya que, en los bocados finales, acabamos un poco aburridos.
Como acompañamiento tenemos una pequeña bandejita de patatas fritas congeladas, siguiendo con la tendencia fast food, con su poquito de sal y pimentón, como queriendo dar un toque cajún que no existe. Además, nos incluyen un par de pimientos "de Padrón" asados malamente, casi crudos. También damos el patinazo en la guarnición.
En definitiva, El Garaje Grill impresiona por fuera y cuando nos sentamos, pero fracasa estrepitosamente en la comida, con unas hamburguesas que dejan bastante que desear, haciendo que rememoremos las peores experiencias que hemos tenido. Si, como dicen, es comida rápida, cocinada a fuego lento, más bien les pediríamos que la lista de la compra también se hiciese un poco más reposada, invirtiendo en ella y no en publicidad apoyada en el famoseo de turno, como se puede leer en este artículo de El País y eligiendo los productos de forma adecuada, porque, como reza el título de este post, algunas elecciones son como para salir corriendo en dirección opuesta.
PRECIO DESGLOSADO DE LA VISITA
1 REFRESCO: 2.5 €
1 AGUA: 2 €
1 ALITAS DE POLLO (8 UNDS.): 6 €
1 GARAJE BURGER: 12 €
1 SANDWICH DE COSTILLAS: 11.5 €
TOTAL: 34 €
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